Banca ética, venta de café y otros productos comestibles, bolsos fabricados de forma artesanal, talleres infantiles, stands de asociaciones como Greenpeace, Setem, Cáritas... actuaciones y mucho más se pudo ver ayer en la celebración del Día Mundial de Comercio Justo que tuvo lugar en la Plaza del Ayuntamiento de València.

De este modo, y bajo un ambiente festivo, pero también muy reivindicativo y solidario, la gente se pudo informar y acercarse a esta forma alternativa de entender la economía y el mundo como es el comercio justo que, como indicaba la presidenta de Setem, Cecilia Poyatos: «busca producir y vender con escalas democráticas, sin explotación infantil, en igualdad de sueldos entre mujeres y hombres y con otras formas de conseguir que la gente salga de su pobreza».

Ella ponía énfasis en que, por ejemplo, los agricultores valencianos saben bien lo que es que se lleven tus productos sin darte un buen sueldo. Y lo mismo ocurre, a una escala mucho mayor, en países del sur. Precisamente por este motivo, las entidades que abogan por esta forma alternativa de comercio apuestan por él frente al tradicional o más capitalista. Así, Heidi Gil, técnica de Educación de la Coordinadora valenciana de Ongds, comentaba que «con actos como este se logra que la gente vaya conociendo el comercio justo. Que significa derechos humanos, es dignidad para los pueblos y son productos de calidad que erspetan el planeta». Ella recordaba que esta forma de comercio surgió en los años 60 porque la gente de esos países estaba harta de la caridad y de visiones asistencialistas y pedía «ayuda real. Condiciones de mercado y reglas justas donde pudieran salir adelante con su producción».

Una de las formas de apoyar al comercio justo es a través de la banca ética como indicaba Joan Gandía, de Fiar: «Saber que tu dinero tiene una finalidad concreta y social es importante para la gente. Se invierte en proyectos culturales, sociales o medioambientales como la cooperativa Sercoval en València». Por su parte, la presidenta de la coordinadora de Ongds, Trini Blanch, lamentaba que en España «solo destinamos 0,75 euros por habitante en comercio justo frente a la media europea de 12,40», una cifra que tiene que empezar a cambiar.