Faltan uniformes, cascos «auditivos» para evitar dañarse el oído con el ruido de la maquinaria, petos y protectores de corte de las desbrozadoras. Estas son algunas de las deficiencias que llevarán la próxima semana a movilizarse en la calle a los brigadistas de Divalterra, la empresa dependiente de la Diputación de València encargada del impulso económico de los municipios.

«La gestión es un desastre», critican los representantes sindicales de los trabajadores encargados del mantenimiento de las zonas forestales de la provincia de València. Los operarios no terminan de estar satisfechos con la situación que se vive en la firma pública desde que el pasado mes de diciembre saliera de la cogerencia Víctor Sahuquillo, el responsable nombrado por el PSPV que dimitió tras publicarse unas facturas con cargos de bebidas alcohólicas a cuenta de la antigua Imelsa.

Desde entonces, la gerencia recae sobre los hombros de Agustina Brines, gestora propuesta por Compromís. Mensualmente se convoca al consejo de administración de la empresa pública para aprobar los pagos que implican desembolsos superiores a 18.000 euros, que antes requería la firma de los dos cogerentes.

La situación actual, que el presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, definió el pasado martes como «positiva» al considerarla «más transparente», disgusta sin embargo a los trabajadores, que previsiblemente se manifestarán el 7 y el 9 de junio a las puertas de la corporación provincial, en la plaza Manises.

«El problema es el día a día, es un desmadre», lamentan los operarios. Hasta su salida, las brigadas dependían de Sahuquillo, y ahora es Brines quien gestiona en solitario todas las áreas. Una situación que no agrada a Compromís, quien ya en diciembre trasladó su descontento por dejar al frente de la firma a su representante.

«Aunque no corresponde con lo que acordamos en su momento, lo cierto es que la empresa está funcionado bien y no urge. Compromís nos dio un tiempo para reflexionar y como no está generando ningún conflicto, no nos urge», indicó Rodríguez.

Por su parte, los trabajadores lamentan que «los problemas de convivencia política» se traduzcan en «deficiencias de la gestión». Desde UGT señalan que se mantendrán dialogantes hasta el minuto de antes de la movilización. Pero no solo por motivos de intendencia diaria se manifestarán los trabajadores.

Los brigadistas, cuyo mando operativo depende ahora del Consorcio de Bomberos (sus nóminas las continúa pagando Divalterra), llevan tiempo reclamando que se les otorgue la categoría de funcionarios, para asegurarse unos puestos de trabajo que ven peligrar cada vez que los representantes políticos amagan con cerrar la otrora polémica empresa pública, epicentro de la corrupción valenciana de los últimos años.

Además, exigen que se les reconozcan las categorías laborales y que se les suba el sueldo en consonancia. Critican que en verano realizan jornadas laborales de más de 11 horas al día, incluidos sábados y domingos.