Cogió el tren hacia London Bridge a las 18.30 horas para pasar la tarde por Picadilly Circus y cuando volvía a casa, sobre las 22.00 horas, supo que «algo» había ocurrido. «Empezaron a pasar furgones de policia, conté unos 10, y una ambulancia, y nos dimos cuenta de que algo grave había pasado», explicaba ayer Marta Ferrer. La joven de València, residente en Londres desde hace casi cuatro años, pasó por la zona de los ataques la misma tarde del sábado y de vuelta a casa se cruzó con los primeros servicios de emergencias que se dirigían a la zona. «Sobre las 22.00 horas empezó todo. Cuando ya volvíamos por Newcross Gate vimos pasar los primeros coches de policía; ahí ya habían ocurrido los atropellos», relata.

La joven, que llegó a Londres para mejorar su inglés y al final se quedó trabajando, explica que «enseguida la gente empezó a hablar de un atentado...», porque «no era normal» tanto coche de policía.

«Llegué a casa, hablé con mi madre, escribí wasaps a otros familiares y amigos... Ahí es cuando te das cuenta de que has tenido suerte de haber estado en la zona antes y de que no te haya pasado nada», confiesa.«Pasé mucho miedo; no concebía que después de lo de Westminster pudiera volver a ocurrir esto, porque estaba claramente planificado. Esta ciudad no es nada segura, por mucho que se empeñen en decir lo contrario», recalca la joven valenciana. «Si esto continúa así, me plantearé salir de la ciudad», confiesa.

Por su parte, Natalia Ocerin, una artista saguntina en Londres, aseguraba, en un mensaje compartido en sus redes sociales, que estuvo cenando en la zona de los hechos esa noche. «Estábamos en un restaurante y nos han desalojado. Estaban las calles llenas de gente corriendo, coches de policía y helicópteros por todas partes...», relata. «¡Pero estamos bien!», escribía para tranquilidad de sus conocidos.

También fue testigo de la reacción policial Sandra Martínez. Natural de Dénia, vive al este de la capital británica, a unos 20 minutos del centro, pero justo enfrente de una comisaría de la policía y un hospital. «Estuvimos escuchando sirenas toda la noche, y se notaba el nerviosismo de la gente por la calle; algunas personas gritaban...», cuenta sobre lo que vio la noche del sábado al domingo.

Sandra se mudó a Londres para cambiar de aires hace cinco años, y reside en un barrio de mayoría musulmana. «En las calles siempre comentan estas cosas, pero como dice el alcalde Sadiq Khan: los terroristas no son musulmanes, no respetan ni su propia religión en ramadán». Ahora, trabaja en un hotel, donde desde el atentado de West-minster -con un modus operandi que imitaron los atacantes del sábado- asegura que ha habido muchas cancelaciones. «Los turistas internacionales siguen viniendo, pero sí cancelan británicos de otras zonas que ya no quieren venir a Londres».

La parte positiva de que la capital tenga un centro amplio es que en otras zonas, como en la que estaba Natxo Escandell, de Carcaixent, la noche transcurrió bajo una aparente tranquilidad. «Estábamos cenando por Covent Garden cuando oímos algo de un atropello, pero no le dimos importancia. Cuando cogí el bus para volver a casa, la gente seguía de fiesta y entrando a los pubs y todo parecía normal», relata.

Fue ayer por la mañana cuando descubrió todo lo sucedido y vio el gran número de mensajes que tenía. Asegura que después del atentado en Manchester, «sí parecía que se esperaba un atentado inminente en Londres, pero a simple vista no había muchos más policias», aunque había aumentado el nivel de alerta. «Aconsejan no ir a la zona ni al centro y evitar sitios con gran afluencia de gente, pero no hay prohibiciones», relata sobre las instrucciones que recibe la población.

Ante las elecciones generales del 8 de junio, Natxo -que es concejal de Carcaixent y estará cuatro meses en la London School of Economics en una estancia para preparar su tesis doctoral- cree que el ataque beneficiará al UKIP y al partido conservador, que «hacen campaña con la seguridad nacional».