Los británicos residentes en la Comunitat Valenciana, una colonia especialmente amplia, vivieron ayer la jornada electoral con nerviosismo. Se jugaban mucho. Una vez decidido el brexit hay que gestionar la salida de la Unión Europea y la negociación dependerá, y mucho, de quien lidere el país.

El riesgo a que la salida del Reino Unido de la UE perjudique la cobertura sanitaria gratuita y a la movilidad laboral, entre otros, preocupa, y mucho, a la numerosa colonia británica asentada en la Comunitat Valenciana. Solo en Alicante hay más de 133.000 vecinos del Reino Unido.

Muchos ejercieron su derecho a voto (por correo postal antes del 31 de mayo), pero otros no pudieron hacerlo. Y es que las leyes electorales británicas impiden votar a aquellos británicos que lleven más de 15 años residiendo fuera del país. Aunque sabe que unos cinco millones de británicos viven en el extranjero, ni la Oficina de Estadística Nacional (ONS) ni la Comisión Electoral saben cuantificar el número de británicos que ya no pueden votar.

Con derecho a voto o sin él, la colonia británica de la Comunitat Valenciana estuvo pendiente ayer de la jornada electoral. Algunos prefirieron vivir la noche electoral en casa. Otros, acudieron a bares o pubes para compartir el momento con sus compatriotas, a pesar de que los resultados se empezaron a conocer de madrugada.

Por ejemplo, en València una de las citas era en el Liverpool Bar. Allí, cada jueves se celebran las Spanglish Nights, una actividad para practicar la expresión oral, en colaboración con la Kings Academy. Ayer, uno de los temas eran las elecciones.

«Se trata de hablar en inglés y vivir la actualidad», explicaba Amadeo García, gerente del bar. «Como tenemos la parabólica, vamos a poner Sky News y la BBC. Subimos la voz de las teles y bajamos la música», apuntaba el gerente. Este «pequeño rinconcito de Inglaterra en València» suele estar abierta en grandes citas, como la Superbowl, y en él también se siguieron las últimas elecciones de EE UU y la consulta por el brexit. Anoche, estuvieron hasta las 3.30 horas de la madrugada.

Rebecca Gathercole es británica y llegó a València hace 30 años. Lo que comenzó como una aventura temporal se convirtió en un proyecto de vida. «Vivo estas elecciones con intensidad porque me afecta mucho a nivel personal, es visceral y se decide algo crucial en mi país. Estoy privada de mi derecho a voto. No puedo ni votar allí ni votar aquí porque no nos permiten tener doble nacionalidad, ya no pude votar el brexit . Ahora también estoy silenciada, y nos jugamos mucho. Aunque Reino Unido ya no quiera formar parte de Europa, deberíamos seguir siendo socios», explicaba ayer esta profesora de Inglés, que trabaja en colegio El Plantío International School, en La Canyada (Paterna).

Sabe que todo depende ahora de «quien negocie la salida de la UE». «Estoy muy en contra del brexit. Es un aislamiento, una medida retrógrada. El sistema europeo tiene muchos defectos, pero también una gran belleza en su pluralidad. Los europeos que viven en Reino Unido regresan porque el panorama es muy malo y nosotros, aquí, nos sentimos vulnerables. Si España hiciera lo mismo, ya no podría trabajar aquí y tendría que solicitar visados y volver a sentirme extranjera», aseguró ayer.

Incertidumbre

Rebecca es compañera de trabajo de Tony Dunleavy y Martin Fielding, ambos profesores de Geografía e Historia en el mismo centro educativo. Tony ha perdido su voto este año y Martin lo hizo hace dos. Sin embargo, éste último consiguió encontrar un resquicio en la legalidad para que ayer su voto contara. «Soy socio de una ONG que promociona los países británicos en el resto el mundo. Es una excepción en el sistema, algo así como ser miembro de las Fuerzas Armadas, y ahí sí recuperas el voto por ser empleado. En mi opinión, deberíamos votar donde pagamos los impuestos. Eso sería lo justo», explicó ayer.

Martin podía enviar el voto por correo, pero prefirió que su padre ejerciera ese derecho por él. «Mi padre vota por mí. Se va a decidir cómo gestionar el brexit y yo estoy en una situación delicada porque mi dinero perdería valor. Tengo ahorros en Inglaterra desde los 5 años y me afecta el cambio de moneda. Si las elecciones van en una dirección, mi dinero valdrá más, pero si va en la otra, caerá en picado. Estoy nervioso por las elecciones porque el futuro es incierto y quedarme aquí como extranjero residente también se complica».

Tony Dunleavy también ha perdido su derecho a voto y ayer aseguró que si la ley electoral británica fuera diferente «el brexit no habría salido». «Nos jugamos mucho y hay dos años para negociarlo todo, es muy poco tiempo. El brexit ha sido un desastre y ahora todo se complica. Por eso no perdemos detalle», explicó.