Son el colectivo más numeroso dentro de la plantilla que integra la sanidad y, además, son las más directamente afectadas por la economía de lenguaje en el español, que marca el masculino para integrar a ambos sexos.

Por ello, las enfermeras de la sanidad valenciana fueron ayer las primeras en aplaudir públicamente el esfuerzo de la Conselleria de Sanidad por visibilizar a las mujeres en el ámbito sanitario y relegar el lenguaje sexista a través de una guía práctica que ha despertado toda clase de reacciones no ya por el fondo sino por la especificidad de sus recomendaciones para utilizar un lenguaje inclusivo tanto en las consultas como entre compañeros de profesión.

«Apoyamos a la conselleria en acciones como ésta y más desde la enfermería que es eminentemente femenina», aseguró ayer Mª Luz Gascó, secretaria autonómica del sindicato Satse. Gascó concedió que el cambio en el lenguaje -sobre todo en la adopción de perífrasis para evitar el masculino genérico como llamar personas enfermas a los enfermos- podría «costar, es verdad pero es un cambio social que se debe producir». Gascó apostaba por los consejos pero pedía hablar de «profesionales de la enfermería» y no «personal de enfermería».

Pobre distribución

Desde el sindicato médico Cesm declinaron pronunciarse sobre la guía ya que la guía no ha llegado a distribuirse «convenientemente» entre todo el personal sanitario por lo que todavía hay muchos profesionales que desconocen las recomendaciones que incluyen casos concretos como llamar «descendencia» a los hijos o «criaturas, infancia, menores o niñez» a los niños.

Así, desde CC OO aseguraban que no se había remitido a los correos corporativos y su secretaria general de la Federación de Sanidad y sectores sociosanitarios, Rosa Atiénzar, echaba en falta que la guía se hubiera acompañado de acciones de sensibilización previas ya que lanzarla sin ellas podía generar incluso el efecto contrario. «Si no se ayuda a identificar de forma previa el problema, esto puede generar rechazo o burla y no es algo baladí porque el lenguaje no es neutro», aseguró.

Desde CSI·F, la representante en la comisón de igualdad de la que partió la propuesta de crear una guía de lenguaje inclusivo, Dolly Prunés, apoyó la iniciativa aunque afeó a la conselleria que las recomendaciones no se hubieran consensuado ya que veía una parte «muy necesaria» y otras fórmulas «más difíciles» de implantar.