Alejandro Jaén Ginestar, el ciclista de Senija de 32 años que murió el domingo al ser arrollado en la N-332 en Oliva por un conductor que dio positivo en drogas, ha dejado un vacío inmenso. Así lo ha expresado su esposa, Esther Ivars, en una emotiva carta que ha difundido en las redes sociales. En ella expresa «en estos momentos tan amargos» su agradecimiento «a la familia, los amigos, los ciclistas, los compañeros, colaboradores y clientes de trabajo, vecinos...». Afirma que, cuando el hijo de ambos, de cuatro años, sea mayor, «tendré que explicarle muchas cosas». «Tantas muestras de cariño hacia su padre me van a poner muy fácil hacerle saber la gran persona que fue».

Indica, sin embargo, que tiene «la espinita» de que a Alejandro se le haya descrito «sobre todo como un ciclista, que lo era y muy orgullosos que estamos su hijo y yo». Y subraya que su marido «era sobre todo un padre. Un padrazo. El mejor padre que yo hubiese podido desear para mis hijos, aunque esta desgracia no nos haya dado la oportunidad de tener más que a uno». «Era un marido y compañero de vida como ninguno, un hijo enamorado de sus padres y de sus hermanos, un senijero orgulloso de su pueblo, un amigo a su manera pero de corazón, un profesional responsable como pocos, ...».