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Un pueblo con paso de hilos, media y calcetín

Marie Claire teje el presente y el futuro de Vilafranca y los pueblos del Maestrat y Els Ports - La localidad fue un importante foco industrial a principios del siglo XX, pero en los últimos años está sufriendo una despoblación severa

Un pueblo con paso de hilos, media y calcetín

El corazón de Vilafranca late entre hilos, medias, calcetines, pijamas o moda de baño. En Marie Claire no empieza todo, pero casi. Más de 600 personas trabajan en una factoría textil que no se ubica en los principales polígonos del país. Está en Vilafranca, pueblo de montaña a caballo entre Castelló y Teruel, donde nieva, hiela y el viento corta la piel.

Desde hace más de 100 años, Marie Claire ha crecido con los vecinos de Vilafranca. Ellos son los protagonistas de una historia que sigue viva día a día y que marca el devenir del pueblo. Los horarios del municipio discurren, en buena medida, al ritmo de «la fábrica». A las 9 horas, con la entrada del turno principal; a las 13 horas con la salida; a las 14.30 con la vuelta al trabajo y a las 18 con el fin del turno. La avenida de Castellón se llena de vehículos, caminantes y ciclistas que acuden a su puesto de trabajo. En la factoría se trabaja «todo el día» o a turnos de mañana, tarde y noche.

«Esta semana voy de noche»; «esta, me toca de tardes»; esta puede ser una conversación que habitual en el bar Los Arcos o en el Villafranca. Incluso los autónomos, comercios o talleres se rigen por el reloj textil. Si la fábrica marcha bien el corazón del pueblo late alegre; si tiene algún resfriado, son muchos los contagiados.

Marie Clarie no solo da trabajo a vecinos de Vilafranca. Desde Benassal, Castellfort, Ares y hasta Morella, su radio de acción es de muchos kilómetros cuadrados en un territorio rudo, donde la agricultura es de secano y la ganadería casi la única salida agropecuaria viable.

Asimismo, desde la colindante provincia de Teruel también llegan los empleados. Pueblos como La Iglesuela del Cid, en el Maestrazgo turolense, también tienen en la actividad de la empresa textil uno de sus pulmones diarios.

Marie Claire es, pese a estar en la montaña, un centro de innovación, investigación y fabricación puntera en toda Europa. Desde Vilafranca salen las medias y calcetines que llevan en sus pies y piernas hombres y mujeres de todo el viejo continente.

La historia no ha estado exenta de momentos difíciles. Un duro expediente de regulación de empleo (ERE) reciente y la amenaza de la deslocalización azotaron a los trabajadores que aún sufren las consecuencias, a pesar de que hoy es historia porque la Marie Claire es lo que es por estar en Vilafranca. En la vila se produce y en el almacén de Castelló se distribuye el producto.

El testimonio de lo ligada que está la empresa al pueblo es el premio que recibió en el Dia de la Província de Castelló. Y es que, más allá de las azulejeras de la Plana, es la industria de las comarcas de Castelló que emplea a más trabajadores. Más de 700 entre las dos factorías de Vilafranca y Castelló.

En Marie Claire, el sello de los vilafranquinos está en los trabajadores y en los directivos. Por sus venas corre sangre impregnada de duros inviernos, valentía, honestidad y esfuerzo. De la familia Aznar, que fueron los fundadores, se ha pasado a los actuales accionistas, a cuyo frente también se encuentra, entre otros, el vilafranquino Alberto Planell. Desde que la familia Aznar pusiera el primer hilo, Marie Caire ha sido referente en pantys, medias y minimedias. En 1975 llegó la fabricación de calcetines.

Desde 1985 la planta de Vilafranca fabrica sus propias hilaturas y fibras. Desde esta factoría salen cada año cinco millones de docenas de medias, 1,6 millones de docenas de calcetines, asumiendo que la medida de trabajo es «la docena». 500.000 unidades de baño, 4,5 millones de unidades seamless y 550.000 de lencería.

Son muchos los vilafranquinos los que han pasado toda su vida laboral en Marie Claire. Familias enteras que han compartido horas entre hilos, «turbos»... tejedores, mecánicos, administrativos...

Para hacerse una idea de cómo la empresa marca el ritmo de la vila basta con ver que una mitad de los concejales del municipio ha estado o está vinculado laboralmente a la fábrica. Profesión: obrero textil.

Cuando alguien de Vilafranca quiere explicar sus orígenes le basta con decir: «Soy del pueblo de la Marie Claire. Una marca que está en El Corte Inglés, en franquicias repartidas por toda España y en tiendas en Holanda, Bélgica, Francia, Irlanda, Inglaterra, Portugal y Grecia.

En el run run del pueblo siempre ha estado el «ay» que supone depender únicamente del «monocultivo» del textil. En el final del siglo XX y comienzos del XXI el temor estaba latente. Y es que la despoblación azota igual que el vent de dalt. Mucho peor sería si no funcionase la Marie Claire.

Los primeros años del siglo XX alumbraron a las industrias que surgieron con la inversión del dinero de los tratantes de caballerías. El textil lo era casi todo. Durante el siglo XX, Vilafranca fue una isla industrial en un territorio deprimido. Pero no fue ajena a la evolución de todo el interior castellonense. Con los años la fábricas -hubo más de 30- fueron cerrando y quedaron unas pocas. Pero Marie Claire se hizo grande.

En la actualidad, en Vilafranca siguen con vigor el aserradero Herrero y la fábrica Escuder. En el aserradero los camiones entran y salen a diario con troncos y palés. En la fábrica Escuder, generación tras generación, han producido desde trapos hasta las fajas que lucen en los Sanfermines, la Semana Santa andaluza o los castellers catalanes. Made in Vilafranca. Parte de esta historia esta historia la cuenta Josep Monferrer en el libro «Evolució urbana d'un poble industrial». Y es que la arquitectura urbana del pueblo pasó de las eras a lo que hoy se denominarían polígonos industriales. Las chimeneas, que han ido desapareciendo, recuerdan el pasado fabril de la localidad.

Si bien la fábrica no para, la actividad del pueblo cambia cuando cae la tarde viernes. El lunes más medias y más calcetines. Las vacaciones: tres semanas en agosto. Hasta las fiestas pasaron de septiembre a agosto y es que Marie Claire necesitaba parar en agosto, como el resto del mundo donde vende. Y se paró en agosto. Las fiestas de la Virgen del Losar se dejaron para septiembre.

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