La fractura en el PSPV se agiganta según pasan las horas. La posibilidad de un acuerdo de integración se aleja. Los sanchistas solo están dispuestos a sentarse a negociar si el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, renuncia a la secretaría general. No lo hará. Puig es el líder del partido, el jefe del Consell, y cualquier paso atrás le debilita. Bajará, a la arena, se fajará, recorrerá agrupaciones y tratará de retener el liderazgo.

Habrá confrontación. La dirección del PSOE comandada por Pedro Sánchez lo tiene decidido. Y lo ha dejado claro en el congreso federal del fin de semana con el ninguneo de Sánchez a Puig.

En plena batalla con Madrid, el jefe del Consell compareció ayer en el jardín del Botànic, en una puesta en escena más propia de presidente que de candidato.

Puig pidió perdón por los errores cometidos y se ofreció a liderar un PSPV más valencianista y autónomo de Ferraz, desde donde Sánchez y su número dos, José Luis Ábalos, mueven los hilos de la candidatura de Rafa García, que busca apartarle. Además, ese ofrecimiento a las bases del PSPV de dar pasos hacia una mayor autonomía respecto a Ferraz encaja también con una idea que empieza a lanzar el entorno de Puig, la de que Madrid intenta imponer un secretario general, algo que la militancia valenciana nunca ve con buenos ojos.

Además, la puesta en escena de ayer en el Botànic se había preparado para remarcar que numerosos referentes del partido que apoyaron a Sánchez contra Susana Díaz están ahora con Puig, como también lo está la plataforma valenciana de Patxi López. Y reforzar el mensaje de que las primarias valencianas nada tienen que ver con las estatales.

En ese contexto, el apoyo del portavoz en las Corts, Manolo Mata, resulta crucial para Puig porque el síndic fue uno de los que significó con Sánchez. El lema elegido "La izquierda en marcha" también refuerza esa tesis. La traducción sería que la izquierda que Sánchez reivindicó este fin de semana en el congreso federal ya trabaja desde hace dos años en las instituciones valencianas.

Puig volvió a poner en valor como hizo el domingo en Madrid que los socialistas valencianos viven el mejor momento de los últimos 22 años y dijo que el partido ha abandonado las peleas internas para centrarse en las preocupaciones sociales.

También aseguró que está dispuesto a trabajar conjuntamente con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en su camino hacia la Moncloa. Y lanzó un recado a su rival en las primarias, el alcalde de Burjassot, Rafa García, cuando aseguró que la ola de la ilusión (en referencia a las primeras declaraciones del aspirante) ya llegó a los socialistas hace dos años.

En el acto se dejaron ver diputados autonómicos, cargos del segundo escalón del Consell, la teniende de alcalde de València, Sandra Gómez, y alcaldes y concejales de numerosos municipios.