La reciprocidad de las emisiones con radios y televisiones catalanas y baleares, el fomento de unas infraestructuras que integren los territorios o la coordinación de políticas culturales son algunos de los vestigios del valencianismo político presentes a día de hoy en el PSPV-PSOE. Así lo explica Joan Martí, autor de Socialistes d'un país imaginat. Una història del Partit Socialista del País Valencià (1974-1978), una de las últimas novedades de la Institució Alfons el Magnànim-Centre Valencià d'Estudis i d'Investigació presentado ayer en el Muvim.

Figuras como el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, o el conseller de Hacienda, Vicent Soler (presente ayer), son algunos de los exponentes que quedan de esa corriente que se plasmó en las siglas PSPV, «una corriente diluida» que sin embargo mantiene vivo el espíritu con el que surgió el PSPV, legalizado para las elecciones de 1977 tras sufrir una escisión.

El autor de esta investigación analiza el nuevo valencianismo político a partir de Joan Fuster. En este sentido, establece el precedente del PSPV en el Partit Socialista Valencià, surgido en las universidades a finales de los 60. «Cuando sus miembros terminaron las carreras, desaparece. Pero esta gente comienza a impulsar un movimiento desde el mundo de la cultura. Montan librerías, rutas culturales... lo que se conoce como fer país», detalla Martí. Este grupo se mantiene en contacto y a partir del año 1973, tras el atentado de Carrero Blanco, pero sobre todo después de la muerte de Franco en 1975, arranca un movimiento de convergencia.

Después de tres congresos y dos asambleas, en 1976 consiguen definir el nombre: Partit Socialista del País Valencià, PSPV. Un partido que tiene como objetivo convertirse en hegemónico pero que en sus inicios tiene que competir con la federación valenciana del PSOE. «Su relación no era nada buena. Hay incluso algún episodio de trifulca judicial a cuenta de las siglas», expone el investigador de Xàtiva. Tras los comicios de 1977, donde el PSOE arrasa al PSPV, los dos rivales acaban convergiendo. La federación valenciana del Partido Socialista asimiló al PSPV tras el congreso de 1978, una unión que impidió que uno desapareciera (PSPV) y ayudó al otro a captar el voto joven e intelectual (PSOE). Lustros después, la familia socialista aún anda revuelta.