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Una década de la Copa del América

Los sueños, a veces, se cumplen

La Jarra de las Cien Guineas en las velas del Emirates New Zealand. efe /kai forsterling

Los sueños a veces son compartidos y el destino caprichoso. Bertarelli soñaba de niño con ganar la Copa del América y Manuel Casanova con ver navegar en València a los mejores barcos del mundo. En 2007, con lágrimas en los ojos, ambos comprobaron que las fantasías, por muy utópicas que parezcan, a veces se materializan. Aunque cuesten. El artífice: el Mediterráneo. Porque si el 26 de noviembre de 2003 València se convirtió en sede de la competición tras 156 años disputándose lejos de Europa, fue por la perspicacia y entusiasmo del presidente del Real Club Náutico de València. Todo comenzó con un correo electrónico. Con un simple email de felicitación.

El avispado navegante, alma mater de la vela en València, tras ver por internet la primera regata de la 31 America's Cup que disputaban Alinghi y New Zealand e intuir que los suizos iban a ganar la Jarra de las Cien Guineas, felicitó al patrón de Alinghi y ofreció València como sede de la competición a la Société Nautique de Genève. Suiza tiene lago pero no mar abierto como exige el Deed of Gift, las escrituras de la competición.

El paso ya estaba dado. Días después, para sorpresa de propios y extraños, en Auckland sonaba València como una de las posibles sedes. Fue entonces cuando Casanova compartió con Rita Barberá su sueño. Con el beneplácito de la alcaldesa y la ayuda de Juan Carlos I, Manuel buscó encandilar al millonario helvético con las bondades del campo de regatas y las posibilidades, sociales y de negocio, que una ciudad como València ofrecía. Pero estos alicientes no fueron suficientes para embelesar al empresario. Bertarelli quería más y creó la empresa ACM (America's Cup Management) para sacar a concurso la sede. BMW Oracle, liderado por Larry Ellison, se inscribió como Challenger of Record de la 32 America's Cup y la maquinaria se puso en marcha.

València pujó con un proyecto sólido, para desbancar en un largo proceso a 160 candidatas. Llegó a la final junto a Marsella, Lisboa y Nápoles. El 26 de noviembre, con 152 carcasas, València festejó la designación. El sueño empezaba a tomar forma. A partir de ese momento, nuevas palabras se colaron en el día a día de los valencianos: desafíos, desafiantes, sindicatos, challengers, Challenger of Record campo de regatas,protocolo, prerregatas, round robin, retos, match-race....

La apatía inicial, fruto del desconocimiento de una competición con poco seguimiento en España, comenzó a transformarse en entusiasmo. València empezó a mirar al mar y, atraído por la magia de lo desconocido, sentirse orgullosa del torneo que acogía. Cada avance se celebraba con júbilo.

Durante cuatro años, València se preparó para ser el epicentro de la vela mundial. Porque a la Copa del América, que se inició el 23 de junio de 2007 y enfrentó a Alinghi con Emirates New Zealand, le precedió una espectacular e intensa Copa Louis Vuitton en la que participaron once sindicatos y en la que durante tres meses, del 18 de abril al 12 de junio, compitieron por ganarse el derecho a desafiar a Alinghi.

En los campos de regatas de la Malva-rosa y El Saler, y con algún que otro sobresalto por la falta o exceso de viento, navegaron los sofisticados y tecnológicos barcos del BMW Oracle, los italianos del +39 Challenge, Luna Rossa y Mascalzone, así como el Shosholoza (Sudáfrica), Emirates Team New Zealand (Nueva Zelanda), K-Challenge (Francia), Victory (Suecia), United Internet team Germany (Alemania), China Team (China) y el Desafío Español 2007. Ya antes de arrancar, la 32 Copa del América marcaba un hito al ser la más global de cuantas se habían disputado. En València competirían representantes de los cinco continentes. Sudáfrica (Shosholoza, con el presupuesto más bajo de los inscritos, fue el primer sindicato sudafricano de la historia), Alemania y China competían por primera vez.

Los barcos se testaron en los Louis Vuitton Acts, una de las novedades de la edición que tras su exilio regresaba a Europa. Marsella, que había competido por ser ciudad sede, fue el escenario del primero (septiembre de 2004 ganó BMW Oracle). Allí se evidenció la fragilidad de este tipo de veleros ya que, cuando se encontraban en sus bases, un golpe de viento destrozó cascos y jarcias. Meses después, València acogió los Actos 2 (vencía Emirates New Zealand), 3 (Alinghi), 4 (Alinghi) y 5 (Luna Rossa). Barcos y tripulantes se trasladaron a Malmoe (Suecia) y Trápani (Sicilia) para los Actos 6-7 y 8-9 (Alinghi ganó en los cuatro casos). València volvió a ser el escenario de los Actos 10 (BMW Oracle), 11 (Alinghi), 12 (Emirates New Zealand) y 13 (Alinghi). En el campo de regatas, en las playas y en la dársena, la competición se siguió con entusiasmo durante el día; por la noche eran las sofisticadas bases del Port America' Cup y céntricos lugares de la ciudad los que acogían fiestas cargadas de glamour. La regata movilizó a monarcas, empresarios, actores, cantantes, modelos, futbolistas, presentadores... todos quisieron dejarse ver por València.

Tras los preliminares, el 23 de junio de 2007 se disputó la Copa del América. Emirates New Zealand, ganador de la Copa Louis Vuitton, desafió a Alinghi. Tras un 5 a 2, el equipo suizo revalidó el triunfo. Una victoria que daba paso a la más polémica de las ediciones, la de febrero de 2010. Una regata que, por decisión judicial, volvió a celebrarse en València. La Société Nautique de Genève aceptó el reto del Club Náutico Español de Vela, creado exprofeso para ser Challenger of Record y acoger la cita, pero el Yates Golden Gate Club (GGYC) estadounidense lo impugnó al considerar que el club español no cumplía con el Deed of Gift. El juez dictaminó que la 33 Copa del América sería un duelo, a tres regatas, entre BMW Oracle y Alinghi. Ganó el catamarán estadounidense, la jarra de las Cien Guineas se trasladó a Nueva York y el idilio de València con la Copa finalizó.

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