La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) aprobó ayer una resolución que reforma su reglamento para poder iniciar un proceso de destitución contra su presidente en 48 horas y que podría costar el cargo esta misma semana a su máximo responsable, el senador valenciano del PP Pedro Agramunt.

La resolución salió adelante con 154 votos a favor, 30 en contra y 13 abstenciones. Agramunt, ausente de la sala, sólo fue defendido por tres oradores de los 25 que tomaron la palabra: un conservador azerbaiyano y dos miembros de su grupo político, el Partido Popular Europeo (PPE), que el lunes le retiró su confianza tras una ajustada votación.

Toda la polémica en torno a Agramunt tiene su origen en el viaje que hizo a Siria en marzo con parlamentarios rusos y de la APCE, donde se entrevistó con el mandatario sirio, Bachar al Asad, y del que no informó a la cámara.

La reforma aprobada permite que la institución pueda poner fin a las funciones de su presidente «si no goza de la confianza de la Asamblea», ya sea por no cumplir las condiciones necesarias o por cometer una falta grave.

Los cambios posibilitan la votación en pleno en un plazo de 48 horas, por lo que mañana podría decidirse la hipotética destitución del político valenciano. Esta se efectuaría por voto electrónico, que permite saber el sentido del sufragio de cada legislador, y no por votación secreta.

Agramunt se resiste y no da su brazo a torcer. Criticó que se trata de una resolución específica contra él («Lex Agramunt») y aseguró que «no hay necesidad de ninguna razón objetiva o aparente en este momento para iniciar un proceso de destitución».

El senador observa «un sentimiento de fobia hacia algunos países miembros de la organización» y considera la medida «un ataque a la democracia y al Estado de derecho» por su carácter retroactivo. Agramunt dijo que fue al viaje para promover la paz, igual que otros antecesores se entrevistaron con Milosevic o Ceaucescu.

El diputado ucraniano Oleh Liashko acusó a Agramunt de ser «rehén de las autoridades rusas», mientras el moldavo Valeriu Ghiletchi criticó que «se cambien las reglas a mitad del partido».