La tensión entre Ferraz y la dirección del PSPV no decrece. Primero fue el cambio de posición sobre el acuerdo comercial con Canadá (CETA), cuestionado por el presidente valenciano y líder del PSPV, Ximo Puig. Y ayer, uno de los hombres fuertes de Pedro Sánchez, el valenciano José Luis Ábalos, abrió otro posible frente de discrepancias: el techo de déficit.

El secretario de Organización del PSOE advirtió a los barones autonómicos que el PSOE «no es una confederación de partidos independientes» y que el sentido del voto a los nuevos objetivos de déficit y deuda que acompañarán al techo de gasto de 2018 lo decidirá la Ejecutiva.

«Obviamente el partido escuchará a los presidentes autonómicos, pero la decisión la toma la comisión ejecutiva federal», señaló Ábalos en el Congreso de los Diputados.

La advertencia tiene especial significado en el caso valenciano. El PSPV de Ximo Puig se enfrentó a la gestora socialista y fue una de las tres autonomías (junto con Baleares y Cataluña) que votó contra el techo de déficit que Ferraz había pactado con el Gobierno de Mariano Rajoy en un paquete de medidas económicas que incluía el aumento del salario mínimo interprofesional. El conseller de Hacienda, Vicent Soler, acudió a la reunión previa en la sede socialista y, pese a la presión de los entonces dirigentes, hizo valer que se trataba de un gobierno de coalición y que un déficit del 0,6 % era inaceptable.

La situación puede volver a repetirse de cara a las cuentas de 2018. En el trasfondo, están temas claves para el futuro del PSOE, como la España plurinacional o la autonomía de las federaciones.

Otra muestra de que la atmósfera entre Sánchez y Puig está enturbiada se vio ayer en torno al CETA. El retornado líder del PSOE admitió en Al rojo vivo que no habló lo suficiente en el pasado con los líderes territoriales, aunque se está enmendando, dijo.

Este lunes, por ejemplo, se puso en contacto con Susana Díaz, Javier Lambán y Guillermo Fernández-Vara para explicar el cambio de posición sobre el acuerdo europeo con Canadá. Con Ximo Puig también lo intentó, aunque con él no consiguió hablar, matizó.

Sin embargo, en el equipo del president no consta ninguna llamada ni mensaje desde el teléfono de Sánchez la tarde del lunes, cuando Puig tenía diversos actos. Sí hay una de un número sin identificar de una centralita. En todo caso, el entorno del candidato a renovar el liderazgo prefiere evitar la polémica en medio de unas primarias contra el aspirante sanchista Rafa García. «Si él lo ha dicho, será verdad», zanjaron.