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Un enfrentamiento con chispa originada en Ferraz

El jefe del Consell ha de hacer frente a un candidato a liderar el PSPV tras alinearse en el lado contrario a Sánchez

Un enfrentamiento con chispa originada en Ferraz

La semana en la que los socialistas valencianos quedaron abocados a la celebración de unas primarias (el próximo día 16) , ha permitido la aparición en la arena política valenciana del alcalde de Burjassot, Rafa García, sanchista de pro y persona de confianza del nuevo hombre fuerte en Ferraz, José Luis Ábalos, secretario general del PSPV de la provincia de València y referente de los críticos con Ximo Puig.

Al líder de los socialistas valencianos no le ha bastado la presidencia de la Generalitat como escudo ante «la ola de la militancia», la expresión (veremos si hueca o no) bajo la que se cobija la candidatura de García.

Todo empezó aquel otoño de 2016, cuando el jefe del Consell se implicó activamente en la caída de Pedro Sánchez de la secretaría general del PSOE. Los silencios y los desencuentros entre ambos venían de lejos y Puig participó por su cuenta y riesgo (sin el respaldo previo de las bases o el comité nacional del PSPV) en una operación por la que ha acabado pidiendo disculpas, ahora que los afiliados han devuelto al líder derrocado al trono de Ferraz.

Las disculpas no han servido para neutralizar la candidatura alternativa a liderar el PSPV. ¿Espíritu de venganza de Sánchez o ansia de renovación de una parte de la militancia? Lo real es que el presidente de la Generalitat ha tenido que quitarse la americana y la corbata, pisar las agrupaciones (ayer estuvo en Torrent) y mirar a los ojos de los afiliados con el fin de explicarse y buscar una reconciliación.

Cuenta a su lado con algunos de los que se mojaron por Sánchez en las primarias del PSOE, como la Izquierda Socialista de Andrés Perelló (miembro de la nueva ejecutiva federal) y Manolo Mata o los alcaldes de la plataforma 3.0 de Bartolomé Nofuentes, y con algunos notables que no estuvieron a su lado en este último proceso, como las conselleres Carmen Montón y María José Salvador. Una forma de intentar hacer ver que la suya es una candidatura de integración y que no es lo mismo este proceso que el que enfrentó a Sánchez, Susana Díaz y Patxi López.

Pero las últimas consultas han demostrado una inquietante tendencia del votante de a pie por alejarse de establishments y posiciones políticamente correctas.

En definitiva, la partida está echada, con el desgaste que supone para un jefe del Consell, un cargo que los socialistas no ocupaban desde 1995.

El final está por decidir, pero de momento deja un partido en el poder que no termina de apagar el incendio provocado el otoño pasado.

Aunque una y otra candidatura intentan en público separar la disputa del Palau de la Generalitat, la imagen de un president cuestionado por una parte de su partido es complicado que no deje secuelas. Y la consulta de verdad, las próximas elecciones autonómicas, no está ya tan lejos.

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