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Las dos caras de los municipios valencianos

Cuando el turismo no es suficiente

Dos Aguas se beneficia del acuerdo del ayuntamiento con la SAV, propietaria del vertedero que da empleo a ochenta empadronados - Los impuestos y las ayudas por la instalación permiten rebajar las tasas municipales a los vecinos

Cuando el turismo no es suficiente

Enclavada entre montañas, Dos Aguas aparece como una población cuyo paisaje puede ser la envidia de cualquiera. El verde que renace tras los incendios forestales que asolaron la zona de la sierra del Ave hace un lustro, hace del enclave un lugar idóneo para ser un punto de atracción turística. Haciendo un trayecto desde Buñol, pasando por Alborache y Macastre, el desvío por la CV-580 permite llegar al municipio que tiene 394 habitantes.

Un camino con más de una veintena de curvas se convierte en la delicia de los moteros y ciclistas que suelen subir el monte para disfrutar de sus rampas. Pero la localidad de la Hoya de Buñol no puede vivir de unos visitantes que según su alcalde, José Ramón Grau, «son pasajeros, no hacen mucho gasto en el pueblo».

Es el vertedero de residuos no peligrosos que se ubica dentro del término municipal dosagüeño el que le da una estabilidad financiera a un pueblo que estaría en riesgo de despoblación si no albergara esta instalación controlada por la Sociedad de Agricultores de la Vega de València (SAV), propietaria de un 65% de la planta junto a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).

«No se valora, no teníamos ninguna industria y ahora el vertedero nos da para funcionar», asegura el alcalde de Dos Aguas a Levante-EMV, «si no tuviéramos esto en vez de casi 500 habitantes, tendríamos 200», continúa el alcalde. Así lo confirma también Vicente, un anciano que toma el sol cerca del ayuntamiento con sus amigos Miguel, Enrique y Salvador. «Si no fuera por el vertedero aquí no quedaría nadie», confiesa el dosagüeño. «Antes las cosechas tenían mayor valor, pero eso aquí ya se ha perdido, prácticamente esta desaparecido», cuenta Vicente mientras descansa en los bancos de la Plaza Constitución concluyendo la conversación al decir que «no hay nada que hacer en sector agrícola».

Una opinión que secundan otros jubilados que reposan el almuerzo a las puertas del Hogar del Pensionista situado junto al ayuntamiento. Uno de ellos es Enrique, que rememora que «aquí se vivía de lo que daba la tierra». La agricultura y el carbón de leña eran los comercios con los que «más ´perras´ se sacaban».

Para ellos, la existencia del vertedero es útil porque «sino no habría nada», narra otro Vicente en las puertas del establecimiento para los jubilados, que asegura que «algo sí que lo notamos, un poco de trabajo si que hay». Y es que el planta de eliminación de residuos ´La Matrona´ da trabajo a 12 personas, de los cuáles la mitad son residentes locales, según los datos que nos ofrece la Sociedad de Agricultores de la Vega de València.

No todo el pueblo está a favor

Aunque no todos los vecinos sienten el beneficio laboral del vertedero, como Antonio y Bárbara, una pareja que pasea a su bebé y que no han «notado que el pueblo se active económicamente, no tenemos relación con nadie que trabaje allí». La joven pareja añade que «trabaja más gente que está empadronada aquí pero que no viven aquí». Un dato curioso, puesto que en la planta de residuos el número de puestos de trabajo no es tan elevado como para que se den estas circunstancias.

Y es que la principal vía económica en Dos Aguas viene del convenio que tiene el consistorio con el SAV. Un total de 80 personas empadronadas en el municipio trabajan en labores de limpieza en el área metropolitana de València, gracias a este acuerdo.

«La gente se va apañando con contratos de 3 o 6 meses y su posterior cobro del paro, aunque también hacen fijos», cuenta José Ramón Grau. Sin embargo, hay vecinas como Marisa que está indignada porque según ella «aquí trabajan los que están empadronados pero viven fuera de Dos Aguas». Aunque afortunadamente su marido tiene trabajo en una brigada de incendios local pero «porque consiguió el empleo mucho antes y es fijo». Un hecho que un a señora que descansa en un banco en el mirador situado en el centro del pueblo y que no quiere desvelar su nombre explica al decir que «depende de a quién votes consigues trabajo». La propia señora denuncia que»no puede ser que en el autobús que va al vertedero solo vayan tres o cuatro personas, debería ir lleno.

Por su parte el alcalde se excusa al decir que «depende a que vecino preguntes te dirá una cosa u otra, como es normal» pero justifica las contrataciones a los empadronados no residentes diarios diciendo que «tienen su casa aquí y vienen de vacaciones o los fines de semana». Esto lo confirma, Juan Carlos, que regenta Casa Boro´s, un bar propiedad de los padres de uno de los autóctonos más conocidos, el motociclista Héctor Barberá. Además, Juan Carlos fue empleado de la planta y aunque cree que no es una industria importante, «sirve para que no tengan que irse a trabajar fuera de la zona, pero no da para mucha clientela», concluye el hostelero.

Turismo en los fines de semana

Las rampas de sus carreteras y el buen firme del asfaltado atrae a moteros y ciclistas los fines de semana .«Es lo que tira por aquí», asegura Juan Carlos que espera deleitar con su arroz con hierbas a los que pasen por su bar o a los que quieran saborearlo en las jornadas gastronómicas comarcales que se celebrarán en la Plaza de Toros de València del 23 al 25 de junio. Aunque asegura que también ayuda cada vez que el pueblo sale en algún programa de televisión porque «se acerca gente nueva, aunque sea de paso».

El turismo podría complementar la economía de Dos Aguas, porque reúne todas las condiciones para ello, y así no depender de un vertedero que de manera directa no da el suficiente empleo en el municipio. Sino siempre queda buscar el trabajo fuera del término municipal «como hemos hecho toda la vida», concluye Juan Carlos.

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