El color de las llamas devorando el verde de pinos y cultivos de días anteriores ha dado estos días paso al negro desolador que marca el final de un incendio que, desde el pasado miércoles, ha tenido en jaque el parque natural de la Serra Calderona. Un paraje de alto valor ecológico que finalmente tan solo se ha visto afectado en su zona más protegida en un tercio del área quemada y que ha arrasado 1.181 hectáreas de los términos municipales de Altura, Gátova y Segorbe.

Eso sí, los vecinos de las poblaciones de Soneja y Sot de Ferrer también vivieron de cerca este terrible incendio que comenzó el miércoles a última hora de la tarde con las peores condiciones climatológicas que se pueden dar en una extinción y que revivió en los vecinos de Soneja el malestar y la preocupación de cuando hace ocho años tuvieron que ser evacuados porque las llamas saltaron la A-23 alcanzando la población.

El policía local de Soneja Pedro Martín recordaba ayer cómo los vecinos vivieron el jueves por la noche y el viernes de mañana, los momentos donde el fuego estuvo más cerca del municipio. Momentos de nerviosismo y angustia que hicieron recordar aquel fatídico 2009 que creó pánico y angustia. «La gente estaba muy nerviosa, estuvimos echando bandos y tranquilizando, porque es comprensible que habiendo vivido lo que se vivió, estuvieran así».

«En mi caso, comentaba Marín, estuve trabajando guiando por la partida de Perita, en término de Segorbe, a brigadas y policía con el fin de acceder hasta los doce chalés que por allí hay diseminados». Una situación que se vivió alrededor de las 19.00 horas del jueves por la tarde en la que «veíamos cómo el fuego avanzaba sin control hacia Soneja».

Las llamas se quedaron a escasos metros de sus casas, explicó Marín. «Finalmente la UME llegó a la zona y no hubo que lamentar ningún incidente, porque además son casas donde la gente no vive. Tan solo dijimos a dos personas que salieran, ya que una de ellas bajó pidiendo auxilio porque tenía un depósito de gasoil de mil litros y temía que se prendiese su casa», informaba.

Esclarecer las nuevas pinadas

Por su parte, José Sellés, guarda rural y voluntario que durante el incendio trabajó con el coordinador de bomberos José Manuel Tejedor, apuntaba ayer que, a pesar de estar satisfecho porque «se trabajó mucho y muy bien en la extinción, ver cómo queda el monte después es desolador».

Sellés apuntó que el trabajo pasa ahora por esclarecer bien lo que se vuelva a repoblar gracias al pino mediterráneo. «El pino de esta zona tiene la ventaja de que los piñones caen y ayudan a regenerarse por sí mismos. Ahora bien, lo que hay que hacer es esclarecerlos para que crezcan bien y no crezcan amontonados, porque limpiar el monte ahora no tiene sentido», puntualizó.

Este guarda apuntaba además que habrá zonas como las del Alto Perita, el Corral Nuevo o el Barranco Minguet que es difícil que se vuelvan a repoblar por sí solos, ya que era todo pino joven que se quemó hace ocho años. El resto probablemente se repueble «sin problemas».

En cuanto a la afección cinegética, Sellés explicó que tanto en caza mayor el corzo y el jabalí, como en caza mejor el concejo y la perdiz se habrán visto considerablemente afectados.

«Por ley, durante dos años los cazadores no podrán cazar en estos cotos, aunque es posible que las sociedades, incluso prolonguen el tiempo de veto, para que la regeneración sea mayor», aventura Sellés, quien apunta que su trabajo como guarda pasa ahora por revisar y reemplazar todo el entablillado de los cotos de caza afectados por las llamas.

Para Sellés, el momento más delicado se vivió el jueves en la zona del barranco Gascón y Masía de la Hoya, cuando las condiciones meteorológicas hicieron que el incendio fuera muy difícil de controlar y parecía que iba a entrar hacia la zona protegida de la Serra Calderona.

Vigilar los rebrotes

Durante toda la jornada de ayer y en los próximos días, dos brigadas forestales con 12 efectivos trabajarán en las labores de refrescar y peinar el perímetro para evitar cualquier tipo de rebrote. Alejandro Rodríguez, jefe de una de las brigadas, apuntaba ayer que «la vigilancia es igual de importante que el control primario y ahora estamos refrescando el perímetro, sobre todo el exterior, para evitar cualquier rebrote que pueda afectar a la zona que todavía no se haya quemado». Máxime, puntualizó, «teniendo en cuenta las altas temperaturas de estos días que pueden hacer que surjan rebrotes».

Ejemplo de ello es que, durante el mediodía de ayer, tres medios aéreos y una brigada tuvieron que actuar en la zona de la Masía de la Hoya tras activarse una pequeña reproducción de las llamas que fue sofocada poco después.

Rodríguez apuntó que lo que más se están encontrando es algún tocón «de olivera y garrofera que está caliente y le damos agua, pero en general, el terreno está bastante frío porque ha sido muy mojado y las temperaturas no son las mismas que de los días fuertes del incendio»

Las brigadas, ubicadas uno en la zona norte y otra en la zona sur, trabajarán durante los próximos días hasta que la Generalitat dé oficialmente el fuego por extinguido.