? Ya adelantamos hace semanas que el «factor president» ayudaría a Ximo Puig a recuperar crédito dentro de un PSPV que le había aleccionado por su oposición a Pedro Sánchez. Puig va por delante en la recogida de avales -sobre Rafa García- y sin embargo nunca tuvo un ganador tanto gesto de derrotado. Que el 40% de los avalistas, de entre los 18.000 militantes socialistas, prefieran a un «alcalde de poble desconegut» al frente del partido que a todo un presidente de la Generalitat, es para hacérselo mirar. Que se meta en el charco de que estas son sus últimas primarias -quizás para hacerse perdonar su apoyo a Susana Díaz- propiciando una bicefalia obligada si repite mandato en el Consell en 2019, también. Y que los compis de un edecán -como Carmen Montón- digan que la consellera «lleva 15 días haciendo bolos sin pisar su conselleria», sugiere que quizás partido y gobierno no puedan ser la misma cosa.