Hoy se reúnen en una comida de trabajo los rectores de las cinco universidades públicas de la Comunitat Valenciana con el president de la Generalitat, Ximo Puig, y el conseller de Educación, Vicent Marzà. El menú no será fácil de digerir. De primer plato, la bajada de tasas universitarias que reclaman los rectores para alejar del pelotón de cabeza de las universidades públicas más caras de España a la Academia valenciana. Y de segundo, la negociación de un nuevo modelo de financiación universitaria plurianual estable que recupere los niveles de 2010 de aportación del Consell a las universidades, que de más de 800 millones de euros anuales de subvención nominativa ha caído durante estos años hasta los 675 millones este 2017.

El rector de la Universidad de Alicante y actual presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Públicas Valencianas (Crupv), Manuel Palomar, confía en que en el encuentro de hoy surja un acuerdo firme para rebajar el precio de la matrícula, que es la cuarta más elevada de España tras encarecerla el anterior Consell del PP un 93 % entre 2012 y 2014.

La comida de hoy llega tras la reciente reunión que ha mantenido Marzà con los rectores y es previa al Consejo de Universidades de la Comunitat de este miércoles. En ella los rectores aspiran a concretar con el president un modelo de financiación «más estable».

Aunque la mejora de la financiación universitaria es algo que el actual Consell del Botànic contempla en su agenda desde que accedieron al poder PSPV y Compromís, hasta el momento ambos partidos han dado largas año tras año porque había «otras prioridades».

Los rectores han trabajado estos últimos meses con el objetivo de no demorar más un acuerdo financiero que permita presupuestos estables para dos años al menos. «Sabemos que no es fácil pero confiamos en que el plan esté acabado y consensuado para 2018», precisa Palomar. Ambas partes coinciden además en que el nuevo marco de referencia debe ir más allá de la financiación por número de estudiantes e incluir aportaciones por objetivos que contemplen la Investigación (publicaciones), Innovación y transferencia tecnológica (patentes) o la conservación del patrimonio histórico y arquitectónico de las universidades, entre otros.

El punto de partida es la actualización del Plan Plurianual de Financiación (PPF) 2010-2017 que los rectores firmaron con el Consell del Francisco Camps en septiembre de 2010, pero que nunca se llegó a implantar por la crisis.

El PPF fue uno de los planes más avanzados de España porque, tal como reclamaban las universidades, condicionaba parte de la financiación a los objetivos académicos y de I+D+i alcanzados. El PPF contemplaba destinar 7.000 millones de euros a las universidades públicas en ese periodo a una media de más de 800 millones de euros anuales. Nada más lejos de la realidad, pues en 2013 la financiación llegó a caer a los 665 millones.

La cuarta universidad más cara

La bajada de tasas es una bandera que tanto el PSPV como Compromís, ahora al timón de la Generalitat, esgrimieron en la campaña a las elecciones autonómicas de 2015. Sin embargo, en los dos cursos que ha cerrado el Consell del Botànic, no se ha cumplido dicha promesa. Y eso a pesar de que Puig, en la apertura del curso 2015-16, anunció una «bajada significativa» de las tasas en cuatro años.

No obstante el conseller no pierde de vista el objetivo. «El gran reto del Consell es reducir las tasas académicas para hacer realidad la igualdad de oportunidades de todas las personas que quieren acceder a la universidad, pero no es una tarea fácil», dijo hace un mes. Marzà achaca a la infrafinanciación de la Comunitat el no poder bajar las tasas. Y es que si reduce el precio público debe compensar a las universidades con más subvención.

Así, rebajar las tasas un 8 % como reclama el claustro de la Universitat de València, se traduce en un coste para la conselleria de 13 millones y en una reducción del precio de la matrícula de 80 euros por alumno, una cantidad que según Educación no soluciona el problema a los estudiantes con pocos ingresos.

Ante la falta de financiación el Consell se resiste a bajar las tasas, y prefiere concentrar sus escasos recursos en becas: en el curso 2015-16 aumentó en un millón de euros la partida y en este 2016-17 añadió otro millón más, llegando a los 23,2.

«La Crupv mantiene una apuesta firme por las personas que han pasado situaciones complicadas y la Universidad se ha puesto cara en muchos sentidos. La bajada de las tasas es algo que venimos reclamando los últimos años porque las matrículas deben ser mas accesibles», explica el rector de Alicante a preguntas de este diario.