Morat y Raichid caminan, con sus hijas de la mano, hacia las instalaciones «provisionales» de la salida del ferry a Mostagamen. Son las 13.30 horas, la temperatura marca más de 32 grados, pero ellos indican que no tienen más opción que ir a buscar comida caminando más de 2o minutos de ida y otros de vuelta porque «allí no puedes tomarte ni un bocadillo». Ellos, como tantos otros argelinos, muchos procedentes de Francia, esperan que salga su barco para pasar las vacaciones en su país en el segundo año en que València acoge esta ruta.
No obstante, las condiciciones en las que tienen que esperar distan mucho de ser las más óptimas, como así cuentan muchos de ellos que aseguran que «En Barcelona o en Alicante no hay problemas, todo está bien, pero aquí las instalaciones dejan mucho que desear», como confiesa Saleb, que viene en coche desde París y que explica que cuando se quejan les dicen que «están empezando y que van a ir mejorando todo». Aunque otros denuncian también que la oficina de información suele estar cerrada.
Todo ello lleva a que Saleb, y muchos otros, no estén dispuestos a esperar hasta que las cosas mejoren «No vamos a volver en estas condiciones, optaremos por otras opciones como Alicante o Barcelona», augura.
Ahmed es más contundente «esto es un desastre» dice sin tapujos, «no está nada bien organizado. Yo tengo amigos en Barcelona y Alicante y dicen que allí no hay problemas». A lo que su compañero Saleb, originario también del Sahara Occidental, añade: «Venimos con el coche, estamos cansados y cuando llegamos aquí es catastrófico.
«Quiero que venga alguna responsabilidad política y lo vea con sus ojos. Además, el trato de la policía no es bueno. Te sientes que no eres bienvenido», se lamenta.
«Es algo temporal»
Por su parte, desde la Autoridad Portuaria se refieren a la temporalidad para explicar la situación. Sin reconocer expresamente que la situación no es la mejor, sí explican que es «algo provisional» y que «se está trabajando ya en construir una nueva terminal». La cual se prevé que esté lista para dentro de unos tres años.
Hace ahora justo un mes que empezó la operación «Paso del Estrecho». València se quedó, en una primera instancia fuera, aunque luego el Ministerio del Interior, tras una reunión con el Delegado del Gobierno y el presidente de la Autoridad Portuaria, sí la incorporó. Por tanto, se ha reforzado la presencia policial y se ha dotado de más medios económicos y materiales.
Todo esto ha permitido mejorar las zonas de sombra, habilitar un pequeño parque infantil, o dotar una zona para la oración. A lo que hay que añadir la presencia de un puesto de Cruz Roja en el que también hay intérpretes de árabe y que, como indican fuentes de la propia organización: «solemos tener atenciones leves».
Aún así, las sensaciones de los usuarios todavía son bastante negativas. Algunos se quejan de que los baños se cierran llegada cierta hora y, en los que hay abiertos, los químicos, no hay luz y están muy sucios. También lamentan la falta de atención a los niños, y la deficiente señalización.
