Ximo Puig puede respirar. Ha sobrevivido al intento de expulsarlo de la secretaría general del PSPV y reemplazarlo por un candidato afín al actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, al que Puig se opuso. La militancia dictó sentencia el 21 de mayo y lo hizo ayer: quiere a Sánchez en Ferraz y al presidente de la Generalitat de líder del PSPV. Les guste o no, deberán entenderse. Es el mensaje que han trasladado unas revitalizadas bases socialistas en estos meses intensos de 2017, que han provocado magulladuras internas pero han reactivado el sentimiento socialista. Anoche ambos ya hablaron. «Una conversación amable, que abrirá otras en el futuro», resumió Puig, mientras las tracas sonaban en la calle.

Esto es, en resumen, lo que han dicho los socialistas de la calle: 13.154 acudieron a votar ayer, en día festivo y playero (el 71,8 % del total del censo). Un total de 7.447 optó por Puig (el 56,7 %) y 5.557 se decantaron por Rafa García (42,3 %), con el 100 % escrutado.

Hace menos de dos meses, Puig salía derrotado de las primarias federales, en las que había apoyado activamente a Susana Díaz. Entonces Sánchez logró el 63 % de los votos valencianos, mientras la presidenta andaluza se quedó en el 28,2 % y Patxi López, en el 8,7 %.

Así que la sonrisa del jefe del Consell en la sede central (aún) de Blanqueries era anoche elocuente. Tanto como las huellas de cansancio en sus gestos.

¿Satisfacción o alivio? Instalado desde hace dos años en el Palau de la Generalitat, no entraba en sus planes hace unas semanas tener que superar unas primarias para mantenerse al frente del PSPV. Los errores (admitidos) por la operación de derribo de Sánchez en octubre de 2016, su apoyo a Díaz en las primarias federales y la derrota de esta lo llevaron hasta una complicada situación de la que, al final, ha salido airoso. No sin esfuerzo.

Los resultados permiten concluir que, aunque tarde, entendió el mensaje a tiempo. Su campaña de 500 kilómetros de acercamiento a los afiliados se puede decir que ha funcionado. Su discurso de que el viraje a la izquierda representado por Sánchez era el que se aplica en la Comunitat Valenciana desde 2015 en virtud del Acord del Botànic con Compromís y Podemos se puede decir que ha llegado.

El presidente de la Generalitat definió anoche, entre la euforia, al PSPV que la militancia ha querido ganador como «de izquierdas, feminista, federalista y valencianista». Lo dijo tras abrazarse con García y tener palabras de reconocimiento para el candidato alternativo que, tras el gesto, se retiró discretamente con su equipo y dejó toda la sala principal de la sede a los vencedores para disfrutar de la victoria.

Puig compareció arropado por el que ha sido su cuerpo de guardia en este proceso: Jorge Rodríguez, Carlos Fernández Bielsa, Carmen Montón, Sandra Gómez, Jesús Ros y Toñi Serna, así como algunos alcaldes de la hornada joven socialista. Entre los que se dejaron ver al lado del líder, había destacados apoyos de Pedro Sánchez en su victoria o que no apoyaron a Díaz entonces: Carmen Martínez, María José Salvador, Francesc Colomer o Bartolomé Nofuentes.

Se dejó notar la ausencia de representantes de Ferraz. En 2014, en las primarias abiertas para elegir candidato a la Generalitat entre Puig y Toni Gaspar, acudieron la entonces vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, y la portavoz en el Congreso de la Diputados Soraya Rodríguez. Habrá que interpretarlo como la muestra de la autonomía del PSPV que ha defendido Puig o como la evidencia de la distancia con Ferraz.

Puig subrayó que hay propuestas asumibles de su contrincante y aseguró que siempre ha integrado. «No habrá problema, pero no va a haber cuotas ni reparto de la ejecutiva. Es lo que ha hecho Sánchez y tengo la misma libertad», sentenció.

Puig gana con un «gran resultado», dijo, a la vista de los datos del 21 de mayo, pero el 42,3 % del alcalde de Burjassot es significativo. Pocas comparaciones sirven con las primarias abiertas para la candidatura de 2014. El contrincante entonces, Toni Gaspar, no pasó del 31 %.

Rafa García pasó en unas horas de estar en la mesa presidencial del congreso federal del PSOE a encabezar una candidatura para liderar el PSPV. Su paso al frente bebía de «la ola de la ilusión» que devolvió a Sánchez al trono de Ferraz, aunque tanto el secretario general como su mano derecha, el valenciano José Luis Ábalos, han respetado públicamente la neutralidad en todo el proceso. La victoria de Puig es un revés para Sánchez y Ábalos (ausente anoche en Blanqueries) si es que alguna vez pensaron en dar un vuelco a las direcciones territoriales, como la valenciana, que no han estado a su lado. Al contrario, la primera experiencia supone una derrota.