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Medio ambiente

El aumento de municipios contaminados en un 24 % certifica el fracaso de la guerra a los nitratos

Los principales problemas se concentran en la planas litorales y crecen en los municipios con importante cabaña ganadera

La lucha contra la contaminación por nitratos que, junto a los incendios forestales, fue el primer gran problema medioambiental detectado al inicio de la década de los ochenta en la Comunitat Valenciana se agrava año tras año sin que las medidas adoptadas en las últimas décadas hayan logrado revertir o al menos paralizar el aumento de las masas de agua amenazadas.

En el año 2000 la Generalitat hizo una primera aproximación identificando los municipios «vulnerables a la contaminación por nitratos de origen agrario», básicamente aquellos donde se ubicaban pozos o manantiales con más de 50 miligramos de nitratos por litro susceptibles de ver incrementado este porcentaje debido a la actividad agrícola. Esta designación se amplió en 2004 y 2009, siempre al alza; ahora la conselleria prepara un nuevo decreto en el que el número de municipios afectados aumenta de nuevo de 215 a 266, con un incremento de casi el 24 por ciento.

En 2000 se aprobó un Código Valenciano de Buenas Prácticas Agrarias y en 2008, un Programa de Actuación sobre las Zonas Vulnerables. Sus resultados, a la vista del creciente número de zonas afectadas, no parecen ser los esperados.

Según el informe elaborado por la conselleria, el incremento en el número de municipios designados se debe «principalmente» al hecho de que con el desarrollo de los planes hidrológicos de las Demarcaciones se han optimizado las redes de control, tanto de aguas superficiales como subterráneas, mejorándose con ello la información.

Manuel Aldeguer, director general del Agua de la Generalitat Valenciana, estima que se ha avanzado, pero que es necesario «dar una vuelta de tuerca» y ser «más exigentes, porque si no, vamos estar muchas décadas sin resolver este problema».

«Creo que es necesario una acción conjunta con los compañeros de Agricultura y con la Confederación Hidrográfica del Júcar. Tendremos que ser mucho más exigentes en los próximos planes de cuenca», apunta Aldeguer.

Soluciones

«Cada vez somos mas conscientes del problema, por ejemplo en la Acequia Real del Júcar, el abonado ya se hace en alta y de común, de modo que con la concentración de abono más pequeña posible se consiguen los mejores resultados. Se ahorra dinero, se gana eficacia y se evita un problema ambiental. En la zona ganadera de Castelló lo que han visto es que los pozos de los que beben se han contaminado y son conscientes de que hay un problema que tenemos que solucionar».

Un aumento de la sensibilidad social es clave. Sin embargo, ni el Código de Buenas Prácticas (voluntario) ni el Programa de Actuación (preceptivo) se cumplen siempre; el vertido de purines sigue siendo un problema sin resolver al que se añade el «uso agronómico» de los lodos de depuradora.

Fuentes de Agricultura destacan sin embargo el control ejercido sobre el cuaderno de explotación agraria, tanto por la condicionalidad como por el plan de higiene. Su cumplimiento, aseguran, es un requisito insoslayable para poder aspirar a los fondos europeos, pero los resultados prácticos sobre las aguas subterráneas tardarán todavía años en apreciarse y poder cuantificarse.

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