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Innovadores premiados

El talento valenciano deslumbra al MIT

La revista científica del instituto tecnológico más prestigioso del mundo incluye a cinco jóvenes de la C. Valenciana entre los 10 españoles menores de 35 años con los proyectos más pioneros y disruptivos

Contados nombres aparecen en estas listas, pero unos pocos han conseguido hacerse un hueco. De ellos dicen que son los jóvenes que con su trabajo, estudios, dedicación y esfuerzo, harán cambiar el mundo a través de sus investigaciones y sus proyectos. La revista científica del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha elegido a los 10 mejores innovadores menores de 35 años de España. Entre la decena de visionarios destacados, constan cinco valencianos: Rubén Costa, Javier Carrera, Montse Medina, Carles García Vitoria y Carles Vila. Ellos convierten a la valenciana en la comunidad más representada con diferencia y, junto al resto de españoles, son los finalistas para la edición de este año del Innovators Under 35 Europe, cuyo objetivo es encontrar a «las mentes más brillantes de Europa», por lo que también competirán con los elegidos de los otros países europeos.

En todos los casos, -menos el de Montse Medina, que estudió Ingeniería Aeronáutica en Madrid-, los jóvenes se formaron en la Universitat de València (UV) o en la Universitat Politècnica de València (UPV). Rubén Costa estudió Química (UV); Carles García, Medicina (UV); y Carles Vila y Javier Carrera, Ingeniería Informática (UPV). Diferentes estudios que se iniciaron con una carrera y que acabaron en tesis, doctorados y, sobre todo, estancias internacionales para investigar.

A pesar de que el talento empezó a despuntar en las aulas de la Comunitat Valenciana, todos tuvieron o decidieron marcharse al extranjero y solo dos residen y trabajan actualmente en España: Rubén Costa, que acaba de volver a Alemania y se ha afincado en Madrid; y Carles García, que trabaja en el Hospital Intermutual de Levante; el resto, siguen en EE UU. Solo entre 2011 y 2015 el Consell calcula que 1.300 «cerebros» abandonaron la Comunitat Valenciana.

Por ejemplo, Montse Medina se sumergió en la investigación en Stanford (EE UU), donde asegura que los recursos que tienen «son prácticamente ilimitados». «Cuando estás ahí, el cielo es el límite, cualquier cosa que te propongas parece factible y la gente te motiva a llevarlo a cabo», asegura Medina. Y es que, todos estos jóvenes talentosos destacan a Levante-EMV la importancia de contar con un entorno que «despierte» a los alumnos. Por California también ha pasado Javier Carrera, quien se queda con el placer de «experimentar nuevos entornos laborales con grandes dosis de heterogeneidad».

Los cinco fueron más allá de sus estudios y ahora los aplican en otras ramas de conocimiento.

Epidural con menos dolores de cabeza

Carles García Vitoria, licenciado en medicina. Anestesista.

Carles García no se califica como un «investigador puro», ya que le «apasiona» su trabajo como anestesista en el Hospital Intermutual de Levante, ubicado en San Antonio de Benagéber. No obstante, trabaja en el desarrollo de un «microimplante biocompatible» que tapone la pérdida de líquido cefalorraquídeo, en caso de que se produzca una fuga después de la inyección.

García asegura que la idea se le ocurrió, como es lógico, en un paritorio. La fuga del líquido es «una de las complicaciones posibles» tras la administración de la epidural, y le ocurre al 1 % de las pacientes, que sufren cefaleas posteriores.

El anestesista y su equipo han recibido el reconocimiento del MIT con alegría. «Es una inyección de moral porque es un proyecto que, como todos, costó que arrancara en España», reconoce, y añade: «en España es muy difícil». No obstante, asegura que «no es necesario salir de España hoy en día: se puede hacer cualquier cosa desde cualquier sitio».

Así que, tras una beca fallida, García asegura que el premio del MIT «es un reconocimiento y una satisfacción personal para todo el equipo». «Nos demostró que no estamos locos, que tiene sentido lo que hacemos», apunta. Como él dice, se dedica a «perseguir un pequeño sueño», que corrige los fallos de los médicos y evita dolores de cabeza a las madres. Cree que tendrá «buena acogida en el mercado», una vez ya se compruebe su efectividad.

Un segundo diagnóstico médico desde casa

Carles Vila, ingeniero informático. Fundador Ehumanlife.

A pesar de estar a más de 6.000 kilómetros, asegura que no pierde detalle de la actualidad valenciana. Carles Vila es fundador de eHumanlife, una plataforma online que conecta médicos con pacientes de todo el mundo. Ahora trabaja en Nueva York y a través de www.consultasalud.com y www.healthconsult.com ofrece un segundo diagnóstico a enfermos de cáncer. Con el portal de habla hispana ya colaboran una treintena de médicos y hospitales como La Fe de València o el Sant Joan de Déu de Barcelona.

El objetivo de eHumanlife, creada en 2013, es «derribar barreras geográficas, socioeconómicas y políticas para unir médicos y pacientes». Esa es su carta de presentación.

El funcionamiento de este servicio de telemedicina permite tener un consejo médico en menos de cinco días. Tras solicitar y pagar el servicio por internet, el equipo médico realiza una videollamada. Después de esta, un comité estudia el caso y, posteriormente, se vuelve a poner en contacto con el paciente que, finalmente, recibe la documentación. Así, desde eHumanlife aseguran que se evitan «desplazamientos innecesarios» y «largas listas de espera».

Vila asegura que el equipo está «muy contento e ilusionado» con ser uno de los finalistas españoles a los premios europeos de la revista que publica el MIT.

De la aeronáutica al análisis de datos

Montse Medina, Licenciada en aeronáutica. CEO de Jetlore.

Montse Medina triunfa con Jetlore, una startup de márketing digital que utiliza algoritmos y análisis de datos para realizar contenidos personalizados a clientes como eBay o PayPal. Medina asegura que el data science «no son los algoritmos en sí, sino saber cómo extraer información valiosa de los datos y quitar el ruido».

Antes de empezar el doctorado, explica que «no tenía muy claro lo que era la investigación». Siguiendo las recomendaciones de sus profesores de la UPV, se marchó a EE UU, donde pasó del programa de Aeronáutica a Ingeniería Matemática e Informática.

Al intentar poner en marcha Jetlore, la valenciana descubrió que «no toda tecnología tiene un modelo de negocio detrás». No obstante, el proyecto despegó y ahora su próximo reto es «facturar más de ocho dígitos».

Medina vaticina un gran avance en inteligencia artificial. «La vamos a ver en casi todas las aplicaciones que usamos cada día. Mucha gente ya la usa y ni siquiera lo sabe», asegura. Sobre el papel de la mujer en la ciencia, anima a que se actúe en Primaria.

Moléculas artificiales en redes biológicas

Javier Carrera, Ingeniero informático. Estudio del «e.coli».

Javier Carrera sabe de Ingeniería mecánica, Biología Molecular, Computación y análisis de mercado. Se ha dedicado al desarrollo de tecnologías pioneras en Biología, ya que su objetivo es «conducirla hacia una ciencia más predictiva». En su segundo año de carrera, allá por 2001, tuvo contacto con la Universidad de Harvard, lo que despertó su interés por descubrir qué se investigaba en otros países. Desde aquel momento, moverse fue una de sus «prioridades», asegura.

Carrera analiza la bacteria E.coli para profundizar en el estudio de la resistencia bacteriana y de los antibióticos. Explica a Levante-EMV que actualmente hay «un problema global con las medicaciones basadas en antibióticos», que se han convertido en «drogas esenciales». Tanto su abuso como su mal uso han hecho que haya «bacterias resistentes», apunta.

Este investigador, natural de Llíria, ha desarrollado junto a sus compañeros una plataforma de simulación para comprobar si una bacteria virtual puede comportarse como una organismo vivo en condiciones naturales. Carrera defiende que a la hora de estudiar enfermedades, como el cáncer, hay que volver al «punto de origen» y no estudiar solo un gen, sino los «conjuntos de redes biológicas interaccionando con factores ambientales». Por eso, ahora se quiere centrar en la experimentación robotizada y en la construcción de modelos complejos para la simulación de células.

Iluminación «verde» al servicio de la ciudadanía

Rubén Costa, licenciado en Química. Instituto Imdea de materiales.

«Tras pensarlo, llegué a la conclusión de que quería ir más allá y nunca parar de aprender cosas nuevas». Así empezaba la andadura de Rubén Costa como científico. Y es que, a pesar de haberse licenciado en Química por la Universitat de València, en su trayectoria Costa ha pasado «de químico teórico-computacional a espectroscopista y luego al dispositivo».

Desde ese momento, tal como afirma, esos campos han definido su forma de trabajo. «Un proyecto ilusionante» le llevó a tierras alemanas de 2011 a 2017 para sumarse a un programa de empresas químicas. Costa recuerda con especial cariño aquellos años en la Universidad de Erlangen-Nüremberg. Fue durante este periodo cuando formaría su propio grupo de investigación a través de una beca. «Nuestra función como investigadores es tratar de mejorar la vida de nuestros seres queridos y la sociedad en general», afirma convencido, ahora desde Madrid. Actualmente, está centrado en la «biofotónica verde» que plantea reemplazar los materiales contaminantes y caros del LED por otros más baratos y sostenibles en sistemas lumínicos. Además, pretende crear una luz artificial que se asemeje a la solar.

Respecto a si algún día tiene pensado volver a la tierra que le vio nacer, el investigador explica que «debe producirse una oferta que satisfaga a ambas partes».

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