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Sanidad

Enfermeras de La Fe recibieron formación en reiki en 2014 y 2015

El sindicato USO organizó una charla introductoria a esta terapia en un aula del centro hospitalario

Personal de enfermería del Hospital La Fe de València recibió formación en reiki en dos ocasiones entre 2014 y 2015. Se trata de una de las terapias alternativas que la Conselleria de Sanidad tacha de pseudociencia en una instrucción que ha remitido a todos los departamentos de salud, en la que recuerda que estos y otros tratamientos «no tienen evidencia científica» y no deben estar presentes en los hospitales públicos.

El reiki consiste, simplificando, en la sanación con las manos. Según ha podido saber Levante-EMV, en el Hospital La Fe se organizaron al menos dos cursos introductorios para formar en esta disciplina al personal sanitario que así lo deseara. El primero de ellos, en noviembre de 2014, y el segundo en junio de 2015, ambos organizados por la federación de sanidad del sindicato USO y realizados por la Asociación Vairocana de València, que contaron con una veintena de participantes.

«La asociación nos lo propuso, nos pareció bien, pedimos un espacio al hospital y vimos que tenía acogida entre el personal, ya que suscitaba mucha curiosidad», explica Paco López, delegado de USO en La Fe. López recuerda que en algunos hospitales de España sí está reconocido e introducido el reiki. «Aunque sea por el efecto placebo, entiendo que hay gente que sí mejora», apunta.

Por su parte, Carmen Caselles, presidenta de la asociación y formadora, asegura que la imposición de manos es positiva para la salud y lo define con un acto reflejo: «Cuando alguien se cae, lo primero que haces es ponerle la mano, y parece que alivia, ¿no?». «El reiki es energía pura, nuestro cuerpo es energía y también todo lo que está a nuestro alrededor... Haces una imposición de manos y algo ocurre; está ahí, como el aire que respiramos pero no vemos», defiende.

Caselles quiere que quede claro que el reiki «no está por encima de los médicos» y que no deben sustituirse tratamientos, el principal temor de la conselleria.

Esta valenciana ha superado un cáncer que le fue diagnosticado en 2007 «con una metástasis importante», detalla. «La vida me la ha salvado el Instituto Valenciano de Oncología, pero me he dado cuenta de que hay otras cosas», afirma. Por eso, a pesar de no olvidar sus revisiones anuales, explica que se hace reiki y se despierta «con alegría, sin dolor y feliz. ¿Eso es malo?», se pregunta. «Es algo más; es como ser vegetariano, creer en una religión o ir al fisioterapeuta», describe. «Que quede muy claro: nunca estamos por encima de los médicos, ellos nos salvan la vida», matiza.

Carmen Caselles también destaca que el reiki «no tiene efectos secundarios», por lo que no entiende «de qué tienen miedo». «No somos mala gente, hemos pasado problemas y nos hemos dado cuenta de que funciona. No pedimos nada raro ni queremos hacernos ricos», apostilla. «Ojalá yo hubiera tenido un reikista que me hubiera acompañado en los momentos más amargos, cuando estuve en cama y con quimioterapia», añade. «Es la parte más humana», asegura.

Estas dos jornadas se realizaron en 2014 y 2015, según fuentes consultadas por este periódico, no se han repetido con la nueva dirección del hospital ni se tiene constancia de que los enfermeros la apliquen. No obstante, sí parece que la Unidad del Dolor de la Fe recurre en casos puntuales a la acupuntura y que en alguna ocasión sanitarios han solicitado aplicar electroterapia pero no se les ha autorizado.

La actual conselleria censura que en los centros se practiquen, publiciten o alenten prácticas como el reiki, entre otras como la kinesiología o el shiatsu, al considerar que carecen de base científica.

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