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Los diez minutos de Pedro y Ximo

Reencuentro

Y Ximo Puig y Pedro Sánchez se abrazaron en Elx

Ximo Puig entró antes de las 18 horas en la sede de IFA acompañado por su esposa, por Alfred Boix y por Rosa Peris. Por si las compañías cuentan. Le esperaban a la sombra, en la puerta, los alcaldes de Elx, Carlos González, y Alicante, Gabriel Echávarri. Al entrar en el edificio se levantó un aplauso general. Cuando Puig llegó, en el interior ya estaba Pedro Sánchez, quien llegó con bastante antelación y esperó en una sala privada en un piso superior con su equipo. Entre ellos, José Luis Ábalos. Con ellos se reunió el jefe del Consell. En la sala estaban Puig, Sánchez, Ábalos, Boix, Alejandro Soler (miembro de la ejecutiva feedral), el alcalde actual de Elx y la aún presidenta del PSPV, María Teresa Sempere. Luego aparecieron en la sala algunos destacados sanchistas. Entre ellos, el candidato a las primarias Rafa García. También Pilar Sarrión, Mercedes Caballero y Mercedes Berenguer. Finalmente, Sánchez y Puig se quedaron solos cerca de diez minutos. ¿Tiempo suficiente para recomponer su relación tan deteriorada? Habrá que ver.

Mucho calor

El significado de las sillas de las primeras filas

Puig fue el único que aguantó con americana la calurosa tarde (35 grados, dijo Boix en el estrado). Ábalos también la llevaba, pero en la mano. En la primera fila del auditorio, además de los líderes del PSPV y PSOE, de Ábalos y Perelló, destacó la presencia del nuevo secretario general de las Juventudes, Omar Anguita. De los valencianos de la ejecutiva federal, también estuvo Susana Ros. La organización colocó juntos a los dos exsecretarios generales del PSPV presentes, Joan Lerma y Jorge Alarte, el perdedor hace cinco años frente a Puig. Era la reaparición pública del primero, cercano a Sánchez, y en un discreto segundo plano desde las primarias. Que Puig estuviera en primera fila, junto al líder nacional, también tenía su significado. Su silla estaba en el escenario junto a su ejecutiva (saliente).

Aplausos

Abrazos y miradas

A algún asistente suspicaz le llamó la atención que al proclamar a Ximo Puig como secretario general, Rafa García no aplaudiera o lo hiciera con tan poca intensidad que casi ni se le vio mover los brazos. Sí los movieron, y en varias ocasiones, Puig y Sánchez, que además de llegar juntos al salón de IFA (con 20 minutos de retraso), no dudaron en abrazarse una, dos y hasta tres veces arriba del escenario y ante todas las cámaras. Otro de los gestos que llamaron la atención fue el beso en el cogote que Juanjo Lozano le dio a Boix al terminar su intervención. Éste, conocido entre allegados como «El Ministro», decidió que por superstición, el congreso de Elx iba a ser el 12+1 y no el trece.

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