Es lo que tienen los congresos del PSPV. Pocos delegados hay que no quieran figurar en los órganos de poder. Otra cosa es la actividad que después ejerzan. Así que Ximo Puig empezó a diseñar la ejecutiva con una idea de cuarenta miembros y acabó firmando ayer, de madrugada, una con 74. La más numerosa de la historia, porque la de hace cinco años, cuando ya batió récords, tenía 69.

Si se cuenta la ejecutiva, los cien componentes elegidos del comité nacional y los representantes de otros órganos (los nueve del federal, la comisión de cuentas y la de ética y garantías), resulta que unos 200 delegados de los 448 del congreso se van con un cargo orgánico puesto. En otras palabras, uno de cada dos prácticamente entra en las estructuras de poder.

La ejecutiva nacional ha salido «un poco grande», en palabras de Puig, porque «grandes son los retos que tiene este país». En realidad, se trata de que estén representadas todas las comarcas (la primera vez que ocurre) y de que cuenten todos aquellos grupos que han participado activamente en la victoria de Puig en primarias. Carlos Fernández Bielsa cuenta con un grupo interesante de afines de l'Horta Sud. También hay alguno de Jorge Rodríguez. Y lo mismo de los sanchistas de Socialistes 3.0, con Bartolomé Nofuentes a la cabeza.

Incluso tiene un toque de integración, con la presencia de dos implicados en la campaña de Rafa García en Alicante: el alcalde de El Pinós Lázaro Azorín y la edila de la capital Rosana Arqués. Puede interpretarse como una forma de abrir una brecha en el sanchismo, ya que los de València se descartaron desde el principio y dejaron a Puig libertad completa. No obstante, el equipo de García rechazó cualquier desavenencia.

El despliegue de jóvenes alcaldes es de lo más destacado de la ejecutiva: además de Bielsa y Rodríguez, están Toni Francés, Marta Trenzano, Roger Cerdà, Juan A. Sagredo y Jordi Mayor, más alguno más (Diana Morant no aparece porque se le reserva la presidencia del comité nacional).

Otra clave de la cúpula es la desaparición de la vieja guardia del PSPV: Ciprià Císcar, Alfred Boix y José Manuel Orengo se quedan al margen, como publicó este diario. Francesc Romeu (vicesecretario y portavoz hasta ahora) es otro desaparecido.

Pero la composición de la ejecutiva no ha sido lo más complicado del congreso. Los mayores problemas se dieron ya la noche del sábado al domingo en el comité nacional y el federal, donde el equipo de Rafa García sí exigía su espacio. Empezó pidiendo el 42 % que obtuvo en primarias, mientras los de Puig insistían en el 30 % de la proporción de delegados. Las posturas se fueron acercando como es tradición durante la madrugada hasta aceptarse un 35 % de García y un 65 % del jefe del Consell en el comité nacional, que encabeza Boix (número dos del PSPV hasta ayer).

Pero entonces surgió el problema con los nueve miembros del federal, que bloqueó durante un tiempo el acuerdo anterior. El conflicto era de paridad, pero a las siete de la mañana el pacto era completo. Estos dos órganos salieron aprobados por el 82 % de los delegados, diez puntos más que la ejecutiva. Además de la sorpresa de María Diago (ex de Podemos que se enfrentó a Julià Álvaro) avanzada por este diario, la restricción de altos cargos (Blanca Marín, Francesc Colomer y Arcadi España) es otro factor destacable.