Que esperen con calma los socialistas la finalización del proceso de congresos. Se ha pasado ya el federal y el de país; quedan los provinciales y los locales. Y si el nacional, cerrado el pasado domingo en Elx, ha sido de tramitación rápida (el día después del federal se abría el plazo de dos días para presentar candidaturas), el de la provincia de València no va a ser así. Los sanchistas, que controlan esta estructura (José Luis Ábalos ha sido el secretario general durante los últimos cinco años), lo tienen muy claro. Nada del «modelo Puig».

El reglamento dice que hay noventa días desde la finalización del congreso nacional para celebrar los provinciales. Además, agosto es formalmente un mes inhábil. La conclusión es que los procesos provinciales pueden prolongarse hasta final de noviembre. Ya decía Ábalos en una entrevista con Levante-EMV que los congresos locales no se cerrarían hasta entrado 2018, si bien para incidir en la necesidad para Ferraz de pasar esta página.

Sin embargo, el equipo de Rafa García (formado alrededor de los colaboradores de Ábalos en la estructura provincial) quiere evitar prisas. Ni la dilación de la gestora del PSOE para convocar primarias (estuvo nueve meses gobernando Ferraz) ni la velocidad de Puig y Susana Díaz en cerrar sus procesos antes de las vacaciones de agosto.

Si uno de los argumentos de la dirección del PSPV era evitar que la campaña interna se solapara en septiembre con el Debate de Política General, este también es ahora esgrimido como pretexto por el sector de García para justificar que el congreso provincial «podría ser hasta en noviembre».

Al margen de estas cuestiones de oportunidad política, hay también motivaciones de estrategia para intentar dilatar en el tiempo la convocatoria provincial. El sanchismo quiere un margen para armar una candidatura fuerte y encontrar un (o una) aspirante solvente para no perder el control del PSPV de la provincia de València. Para este grupo, unos de los motivos fundamentales de la derrota de García frente a Puig en las primarias valencianas fue que el alcalde de Burjassot era casi un desconocido en Castelló y Alicante.

En València alcanzó el 45,1 % de los votos (tampoco ganó pese a ser su feudo), tres puntos más que en el conjunto de la autonomía. Con más tiempo, aseguran fuentes de esta candidatura, hubieran logrado más respaldo.

Ese es el esquema de partida que plantean en su territorio más proclive. La clave será también si aparece un candidato potente. ¿Opciones? No sería descartable incluso una repetición de Rafa García, su mejor cartel, si bien una segunda derrota dejaría su imagen maltrecha.

Otra posibilidad sería el exalcalde de Xirivella Michel Montaner, por cuya presencia en el comité federal se han batido el cobre los sanchistas durante el fin de semana. La lista de primeros ediles afines no es muy elevada. Se ha sondeado incluso a algún concejal de ciudades grandes. Alguna diputada provincial o autonómica serían otras alternativas. No se conocerá hasta bien entrado el mes de septiembre, como mínimo.

La nueva dirección socialista aboga por candidaturas de consenso (así lo decía ayer el secretario de Organización, José Muñoz). Podría intentar sorprender a los sanchistas de València con la propuesta de un «hombre bueno». Algunas fuentes consideran incluso que el presidente de la diputación y actual portavoz de la ejecutiva, Jorge Rodríguez, debería dar el paso para legitimarse como líder en la corporación provincial. Se antoja complicado, porque supondría abandonar la portavocía a las pocas semanas. En caso contrario, se daría una bicefalia, lo que lleva a pensar en alguien de su confianza: ¿Rebeca Torró?