El nombramiento de José Manuel Orengo como nuevo asesor de Presidencia de la Generalitat está previsto que sea oficial hoy, aunque el fichaje está confirmado desde el pasado lunes, como publicó ayer a Levante-EMV.

Los socios de gobierno del PSPV ya levantaron las orejas cuando se supo del pretendido apoyo económico del Consell a la fundación sobre administración local que impulsaba Orengo (Cical). Y su fichaje ahora por parte del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha vuelto a generar cierta inquietud en la cúpula de Compromís.

Los recelos no son por las aptitudes del exalcalde de Gandia, al que los valencianistas conocen bien de la negociación del Acord del Botànic, sino porque tienen la sensación (es la fórmula perifrástica que ayer empleaba un dirigente de Compromís) de que los socialistas «utilizan en ocasiones las instituciones para resolver problemas de partido»,

Orengo, número tres del PSPV hasta 2016, cuando abandonó el partido al ser llamado a declarar por la Guardia Civil por el caso Imelsa, quedó fuera en el congreso de Elx del pasado fin de semana de todos los órganos de representación del partido. En la dirección argumentan que ha sido decisión suya excluirse de la ejecutiva y de los comités.

Un hombre de Puig

Sin embargo, sí que ha participado con un protagonismo importante en la campaña de Ximo Puig a las primarias valencianas. El líder socialista recurrió a Orengo, una de las personas de cuyo criterio más confía, después de mojarse por Susana Díaz en el proceso federal y ver cómo la mayoría de la militancia valenciana prefería a Pedro Sánchez.

El nombramiento ahora como asesor de Presidencia puede interpretarse como una compensación de Puig por el compromiso del exalcalde durante las primarias valencianas.

No es la primera vez que el jefe del Consell intenta captar a Orengo para su equipo, a pesar de las polémicas últimas en las que su nombre se ha visto envuelto, aseguran en el entorno de Puig.

Sin embargo, la lectura que realizan los socios del bipartito es que el fichaje solventa un problema interno de los socialistas. No es la primera vez, afirman. Creen que detrás de algunos de los cambios en la remodelación del segundo escalón del Consell de hace un año existía también una motivación de partido.