Los arquitectos del Colegio Territorial de València (CTAV) han calificado de «temerarias e inmorales» las condiciones que imponen las distintas Administraciones en los concursos públicos «aprovechándose de la escasez de trabajo y abusando» de la temeridad en la gestión.Mariano Bolant, presidente del CTAV desveló ayer la existencia de casos como el del Concurso de Proyecto Básico de reparación estructural de un edificio para uso de oficinas convocado por la Universitat de València (UV) al que han concurrido profesionales con bajas que superan el 74,58 % de los honorarios licitados y del 92,50% en la ejecución del proyecto.

Según explicó, el de la universidad «es solo uno más que se ha producido en los últimos días, pero estamos recurriendo constantemente licitaciones que salen en agosto, con pocos días para presentarse, como si no quisieran que se enterara la gente, o introduciendo la solvencia económica que deja fuera a muchísimos profesionales».

En el concurso de la Universitat de València, el presupuesto de ejecución es de 6,45 millones de euros y 7,7 millones de euros de presupuesto base de licitación más IVA. «Los honorarios licitados ascienden a 59.000 euros y el tiempo propuesto de 40 días. Sin embargo, las propuestas presentadas han dado como resultado bajas sobre los honorarios licitados del 74,58 % y bajas en el tiempo de propuesto para la ejecución del proyecto del 92,50 %. Es decir, que se realiza un proyecto con una repercusión en el coste de la obra del 0,19 % y en tres días».

Mariano Bolant admite que son colegiados arquitectos quienes concurren con ese tipo de bajas, pero lo atribuye a que la Administración «las incentiva» y acaba asumiéndolas.

«Se puntúan mucho las bajas para la adjudicación y las bajas en tiempo, que han convertido en factores determinantes a la hora de adjudicar», explica.

Mariano Bolant considera inaceptables que ese acepten bajas por encima de un 10 % como es más usual en países del entorno europeo o en Estados Unidos.

«O aceptas o no comes»

«Es cierto que la profesión está amenazada por el paro y o aceptas cualquier cosa o no comes, pero eso es una temeridad. El resultado final de este proceso no va en favor de la sociedad ni de la calidad de los trabajos», añade el presidente de los arquitectos. «La Administración no hace lo que exige a una profesión amenazada con el paro y eso debe hacérselo mirar», dice.

La última «vuelta de tuerca» a las condiciones «temerarias» e «inmorales» de la contratación ha sido, según Mariano Bolant, exigir la «solvencia económica», con lo que se descarta a los arquitectos más jóvenes e incluso a los despachos medios y obliga a crear sociedades antinaturales: nos juntamos no porque queramos hacer algo juntos sino para ver si entre lo que tengo yo en el bolsillo y lo que tienes tú cumplimos las condiciones».