El Gobierno Valenciano diseña su parque logístico «estrella» en Riba-roja del Túria para el tráfico de mercancías de espaldas a dos de los referentes que han guiado su política de transportes y de infraestructuras: la intermodalidad y la conexión con el corredor mediterráneo.
El parque Valencia, con una superficie de más de un millón de metros cuadrados -de los que 700.000 están destinados a la construcción de naves, 300.000 para contenedores y casi 100.000 metros en aparcamiento para camiones en su primera fase- carece, sin embargo, de conexión ferroviaria a pesar de tener una línea de ferrocarril a apenas un kilómetro de distancia, con escaso tráfico y toda la noche disponible para mover mercancías.
Ni la Generalitat Valenciana, propietaria del Parque Logístico Valencia (PLV), ni ADIF, el gestor de infraestructuras del Estado y responsable de la linea férrea Utiel-Valencia que atraviesa la zona, han planteado por el momento iniciativas para el desarrollo de la modalidad ferroviaria.
El potencial ignorado
El Parque Logístico Valencia fue diseñado por el gobierno del Partido Popular en la Generalitat. Los primeros estudios se iniciaron en 1999 y el proyecto fue aprobado definitivamente en 2004. Sin embargo, no existe en la documentación oficial consultada ninguna alusión a la proximidad del ferrocarril y menos un proyecto o informe que contemple la intermodalidad asociada al transporte ferroviario.
En los últimos dos años, la Entidad de Infraestructuras de la Generalitat (EIGE) ha logrado revitalizar el parque y atraer el interés de las empresas de logística, lo que ha incrementado en poco tiempo el grado de ocupación.
Según declaró recientemente la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Ordenación del Territorio, María José Salvador, «se trabaja intensamente» para ocupar el 100 % del suelo del PLV y «se están estudiando ya futuras ampliaciones, ya que se trata de un centro neurálgico y estratégico en materia de logística».
En su página web, el EIGE vende literalmente el PLV, situado entre los términos municipales de Riba-roja del Túria y Loriguilla, por su cercanía al aeropuerto de Manises-València y al enlace de dos de los principales ejes viarios de la Comunitat Valenciana: la A-3 y la A-7. «Esta ubicación asegura -se afirma por parte del EIGE- tanto la conexión directa con Madrid y el puerto de València como el corredor mediterráneo y el puerto de Castelló». Aunque solo por carretera, cabría añadir.
La situación resulta mucho más anómala si se considera que al sur del PLV se encuentra el polígono industrial de l'Oliveral, con una marcada vocación logística, con varias empresas de distribución, incluida Mercadona, y que casi triplica la superficie del parque público.
Los alcaldes de Riba-roja, Loriguilla y Cheste estudian plantear una «oferta conjunta» de suelo industrial logístico que suma 8 millones de metros cuadrados situados también en el entorno del ferrocarril.
Ninguna de las empresas instaladas en este polígono ha explorado las posibilidades que ofrece el ferrocarril, a pesar de que la línea férrea Utiel-València atraviesa literalmente el polígono. Sólo recientemente, Setemar, una empresa del Grupo Alonso, actualmente uno de los principales operadores logísticos de España, ha presentado un proyecto de playa de vías diseñado para trenes de 750 metros y el manejo de contenedores en las instalaciones que posee en el término municipal de Quart de Poblet, muy cerca de l'Oliveral y del PLV.
Mejoras en la línea C-3
En 2015, Fomento finalizó la conexión directa entre la línea C-3 desde la estación de Vara de Quart y el centro logístico de la Fuente de San Luis. La propia ADIF, ejecutora de estas obras, las enmarcó «en una actuación más amplia comprendida en el Corredor Mediterráneo, y que incluye la conexión con el 'by-pass' de mercancías Almussafes-Silla-València Fuente de San Luis», llamado a convertirse en la puerta de Europa para la exportación valenciana.
De hecho, la posible explotación para el transporte de mercancías en la C-3 no tiene sentido en dirección a Madrid debido al mal estado de la línea y a la existencia de una línea moderna, electrificada, entre València y Madrid (vía Albacete), liberada por la construcción del AVE, y que acumula cada año importantes crecimientos en el transporte de mercancías. La conexión, técnicamente viable, entre el PLV y la Fuente San Luis, en fase de ampliación, crearía sinergias de largo recorrido. Recientemente, ADIF ha licitado por 7,4 millones el «bloqueo por liberalización automática en vía única del tramo Buñol-Utiel» que permite operar la vía durante las 24 horas del día.
