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Verano entre tableros

Y tiro porque me toca

Los días ahora son largos y da tiempo a todo, como a probar nuevas propuestas de ocio tan en auge como los juegos de mesa familiares

Y tiro porque me toca

El de los juegos de mesa es un sector en alza, una afición que va ganando tanto adeptos como compradores ocasionales. Esto sucede por varias causas y una es que, sin duda, ofrecen un sorprendente abanico de estilos, formatos, temas y niveles. Los neófitos nos sorprendemos de la rica variedad y el interesante trasfondo que en ocasiones sustentan estos juegos. En ellos encontramos de todo, y para cualquier gusto. Desde emular a los mercaderes venecianos del siglo XVI hasta intentar convertir Marte en un planeta habitable (terraformación, hablando científicamente), pasando por recreaciones de grandes batallas de la historia.

Es un universo vasto al que los noveles pueden entrar a través de propuestas atractivas, familiares y accesibles. Juegos sencillos de aprender pero que ofrecen una vibrante tensión y profundidad táctica, así como momentos de mucha diversión en grupo. Por ejemplo, La noche que cayó Pompeya (recientemente editado por Maldito Games). Este juego recrea los últimos días de la ciudad romana. El tablero emula la urbe, y el juego consiste, evidentemente, en salvar a tus ciudadanos de la lava del volcán. El juego resulta moderadamente estratégico y en sus mecánicas es inevitable acabar teniendo algo de bilis contra tus rivales, por aquello de sepultarles en lava (de cartón, claro).

Másqueoca es una de las empresas más interesantes del sector, con juegos profundos y exigentes como Aníbal y Amilcar: Roma contra Cartago, que editarán este 2017, y propuestas familiares de éxito como Camel Up. En este juego de mesa los jugadores toman el papel de apostadores en una carrera de camellos por los desiertos egipcios. El juego es una locura divertida, azarosa y trepidante en la que nunca se sabe qué va a pasar en el próximo turno: apostar 'al camello ganador' puede ser hacerlo al que pierda. Muy adictivo. Sus partidas duran apenas veinte minutos, e invitan a volver a jugar otra. El juego ha tenido suficiente éxito como para generar varias expansiones.

Superventas

Y si los juegos de mesa contemporáneos tienen un gran éxito es por títulos como Catán o Carcassonne (ambos de Devir). Juegos con tal tirón que han generado un aluvión de continuaciones -las citadas expansiones son eso, nuevos elementos, reglas, cartas o variantes que enriquecen al juego-. Otro título importante es Aventureros al tren (de Edge). Sobre un tablero-mapa los jugadores tendremos que completar rutas ferroviarias, como si fuésemos magnates haciendo un monopolio de vías, trayectos y destinos en tren.

A partir del juego original, han surgido nuevas variantes sobre el mapa de Europa, África, la India o incluso alrededor del mundo. Es un juego tan divertido (¡qué gustazo ir completando rutas y más rutas, o bloqueando las de tus rivales!) como, en cierto sentido, didáctico, geográfico.

Ya hemos citado a Devir, una de las casas más prolíficas y sólidas del mercado nacional. De su mano vuelve un juego descatalogado: Twilight Struggle: La Guerra Fría, 1945-1989. Como su nombre indica, el juego recrea las tensiones de la segunda mitad de siglo XX a nivel mundial.

Un peso pesado que la editorial barcelonesa acompaña en su extenso catálogo de juegos más sencillos, familiares y tan atractivos como una de sus últimas novedades: Century: La ruta de las especias. Lo interesante de este juego, a priori, es que supondrá una serie de tres juegos independientes pero interrelacionados que se publicarán entre 2017 y 2019.

Quienes ya han jugado a Century (varios especialistas ya se han hecho eco del juego y las sensaciones que provoca) aseguran que es sencillo, divertido y de producción exquisita, con pequeños bloques de madera tintada, bonitas cartas de mercaderías y unos cuencos para almacenar fichas. La idea es mercadear con especias. La posibilidad de convertir un buen juego en una serie interconectada es curiosa, un signo más de la sofisticación de los juegos de tablero hoy, que han superado con creces las interminables y sosas partidas del Monopoli.

De hecho también los cauces de venta de los juegos de tablero se adaptan al siglo XXI: el campo de los juegos de mesa es proclive al mecenazgo. Es de actualidad un exitoso (fulminante, de hecho) crowdfunding de Drako Ideas, casa que editará España 20, un juego bélico sobre la Guerra de la Independencia Española, gracias a este abrumador apoyo previo. La editorial ha definido España 20 como un juego de guerra (wargame) apto para iniciarse en este estilo de juegos, pero suficientemente estratégico como para gustar también a los jugadores ya veteranos en este estilo. Se trata, cae de cajón, de emular sobre un tablero una batalla histórica. De hecho permite jugar a cuatro diferentes: las de Arapiles, Bailén, Talavera y Bussaco.

Y, por último, citaremos otro producto que hay que comentar por su actualidad y su potencial de ser una experiencia descacharrante: ¡Ruiz! Un juego de cartas que explora -y vacila- con la capacidad del presidente Mariano Rajoy para construir frases absurdas. Es el alcalde el que elige... Aunque aún no ha salido a la venta, ¡Ruiz! ya ha llamado la atención de los medios de comunicación, lo cual nos parece, dado lo ocurrente de su tema, lo más lógico.

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