Es el caso de la Comunitat Valenciana, con 472 kilómetros de costa, los problemas se agravan, además, por sufrir una presión urbanística desmesurada» que da lugar a «playas atrapadas entre el desarrollo urbanístico del lado de tierra y los impactos de cambio climático del lado del mar», añade el documento aprobado por el Gobierno.
Respuestas naturales
«Las playas que no se encuentran constreñidas de esta manera pueden cambiar su forma y extensión de manera natural en respuesta a cambios en los temporales, oleajes o corrientes. Sin embargo, las modificaciones hechas por el hombre en la franja costera limitan fuertemente la respuesta natural de las playas ante el cambio climático», añade el informe .
Los ejemplos son evidentes en tramos litorales como el de Almassora-Sagunt o quedan al descubierto tras un temporal, como ocurrió la pasada semana en Dénia con la pérdida de la playa de Les Deveses.
En este sentido, además de los factores antropogénicos hay que añadir los cambios provocados por el cambio climático y que, combinados, delimitan el riesgo para un litoral como el valenciano.
Algunas proyecciones basadas en el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) contemplan subidas del nivel del mar de hasta 25 centímetros en el siglo XXI, que entre otras cosas incrementará la erosión de las playas, y un incremento de la acidez del agua que compromete la vida de los organismos marinos con caparazón y que unido a un aumento de la temperatura media del agua puede tener consecuencias traumáticas para la flora (posidonia) y fauna marina, incluidas las especies capturadas para la pesca comercial.
El quinto informe del IPCC incluye más de 100 evidencias de los impactos producidos por el cambio climático que hacen necesaria «una adaptación urgente», en este caso de la costa, para hacer frente a las amenazas que proyectan los investigadores, según destaca la estrategia costera.
