En la última década el personal de seguridad de los aeropuertos españoles «ha ido perdiendo masa salarial y derechos adquiridos». El responsable del sector de seguridad y limpieza de FeSMC-UGT-PV, Saturnino Martínez, cita varios ejemplos.

Desde un recorte de salarios que no cumple ni los mínimos establecidos en el convenio colectivo (es decir, si el salario base está fijado en 907 euros -complementos y pluses aparte- los vigilantes cobran una media de 650 euros) hasta no saber dónde dejar aparcado el vehículo para ir a trabajar ya que los empleados de Prosegur en el aeropuerto de Manises ya no tienen acceso gratuito al aparcamiento «lo que obliga a la plantilla a dejar el coche en un polígono cercano y, al no haber pasarela de paso, los trabajadores cruzan por la carretera, con el consiguiente peligro para su seguridad».

El presidente del Comité de empresa de Prosegur en España, José Cabrera, da un paso más y explica cómo el complemento de 225 euros que los empleados cobraban al mes por el «alto nivel de estrés al que están sometidos al tener que controlar todas las maletas y a todos los usuarios que atraviesan el arco de detector de metales con la mayor rapidez posible» se ha visto transformado «en un suplemento de 1 euro más por cada hora trabajada, es decir, una miseria». Por ello, José Cabrera recalca «el alto número de trabajadores que se ha visto obligado a estar de baja médica porque no pueden más».

En aras de intentar mediar con Prosegur -empresa que gestiona el servicio de vigilancia de los aeropuertos de València y Alicante- el comité de empresa le presentó a la firma una batería de medidas para intentar solucionar los problemas de los trabajadores sin llegar a ejecutar los paros. Entre las propuestas se encontraban medidas como un aumento de plantilla, una mejora del salario y de los incentivos o una sala de descanso. «No han aceptado ninguna propuesta».

El Gobierno y Aena deben tener claro que el conflicto de El Prat no ha sido algo puntual o un problema exclusivo de la empresa Eulen. Con Prosegur tenemos el mismno problema y si se trata de las que nosotros denominamos 'empresas pirata' las quejas se agravan porque hablamos de una minora económica mensual de 500 euros ya que consiguen las licitaciones a precios muy bajos e irreales», afirma José cabrera.

La realidad de los vigilantes de los aeropuertos es, según los sindicatos, «un salario que no supera los 700 euros por trabajar entre 180 y 190 horas, sin apenas descanso y casi doblando turnos porque falta personal. Y los aeropuertos son la punta del iceberg».