Misión imposible. Saber cuánta gente acude a la Fira d´Agost de Xàtiva es aspiración frustrada. Hay que fiarlo al buen ojo de un oficio en desuso, el de cubero, que suele cifrar la asistencia en alrededor de 250.000 personas. Lo que sí que es cierto es que este año la cosa se complica.La revolucionaria redistribución de las paradas (hay que usar el término revolución para referirse a un cambio en la siete veces centenaria Fira de Xàtiva) ha dividido en dos el mar de gente que atravesaba la inacabable Alameda setabense, ubicación ferial desde la noche de los tiempos.

La Fira de Xàtiva arrancaba el lunes por la noche con una novedad muy controvertida. El recinto ferial de toda la vida, la Alameda (unión de las avenidas Selgas y Jaume I) siempre estaba configurado con casetas a ambos lados de la calzada, en las aceras, a derecha e izquierda. Ello dejaba para los visitantes la amplísima calzada, rectilínea y asfaltada; una inacabable pista de más de 12 metros de amplitud y unos 1.300 metros de largo con tenderetes a ambos lados. Este año, el cambio ha sido mayúsculo: han reubicado todas las casetas en el centro de la calzada, mirando a derecha o a izquierda y dándose la espalda unas a otras. Y la gente ahora camina por las aceras.

De entrada, este cambio hace que la feria tenga dos recorridos muy diferenciados. Uno de ida y otro de vuelta, casi dos ferias diferentes. Pero además, en las aceras hay unos considerables obstáculos que antes se camuflaban entre los barracones: alcorques, bordillos, farolas, árboles, papeleras... La impresionante carrera de obstáculos en que se ha convertido recorrer la Fira a distintos niveles es algo que necesita una revisión urgente en plena era de la accesibilidad. Tampoco ha gozado del aprecio del público que un tramo concreto del recorrido muy especial para todos, el llamado Reial de la Fira, que era el gran escaparate por el que un mar de personas pasaba a diario, ahora esté taponado por esa gran barrera de jaimas al centro de la calzada.

Lejos de este desatino, la iniciativa global que ha tenido el equipo de gobierno que preside Roger Cerdà presenta indudables aciertos y, por fin, sitúa al nuevo tripartito al frente de una mejora que la feria pedía a gritos y que nunca llegaba. En un espacio que hace pocos años no existía, la avenida Juan Francés, se ha ampliado el parque de atracciones. Gracias a ello la Fira de 2017 será recordada como la de las emociones fuertes, con plataformas como The Limit, la atracción de moda. Una gigantesca columna vertical que propone un viaje en altura para contemplar Xàtiva a vista de pájaro, a bordo de unos columpios que giran como un carrusel hasta alcanzar una altura de 50 metros. Con ésta y otras más, las atracciones para adultos (a parte de las numerosas infantiles) pasan de seis a doce.

Otro acierto ha sido ampliar la Fira en uno de los pocos espacios que conectan con la arteria principal, la plaza Santa Anna. En ese lugar ha cobrado vida por vez primera una pequeña feria de productos de la tierra que los primeros días está gozando de una notable aceptación.Por último, en calles del ensanche cercanas a la feria pero en las que ésta nunca llegó, este año hay expositores de promoción turística, automóviles, empresas, comercio... En definitiva, un incremento respecto a cualquiera de las anteriores ediciones que eleva la extensión de la Fira un 30% hasta ocupar una superficie de 2.619 metros de largo, con cinco nuevas calles ocupadas. El alcalde de Xàtiva ya ha dado por buenos los cambios aunque deja una puerta abierta a revisar alguno.