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En las entrañas de la antigua RTVV

La reconstrucción de Àpunt desde sus cenizas

Goteras, maleza y basura invaden las instalaciones de la antigua RTVV casi cuatro años después de su cierre - En los próximos meses se harán obras en la fachada y en la redacción integrada

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En las entrañas de la antigua RTVV

En agosto, la imagen de oficinas vacías es recurrente. Son como esos no-lugares de los que hablaba el antropólogo Marc Augé. La mayoría se volverán a llenar en septiembre, otras aún no se sabe cuándo. Ese es el caso de Àpunt.

En la primera planta del centro de producción de programas de Burjassot, antigua Canal 9, el tiempo se ha congelado. A decir verdad, esa sensación se extiende a la mayoría de las plantas. En el mastodóntico edificio del polígono «Acceso Ademuz» se respira un aire cuasi postapocalíptico. Persianas exhaustas, torcidas, rotas. Monitores y torres que acumulan polvo. Agua que cae de las distintas goteras a cubos que alguna de las almas que habitan el edificio ha colocado. Cables por los suelos (de 1989), ventanas por las que se cuela el viento. Mesas y sillas que tienen memoria y que están condenadas a desaparecer, porque esa memoria no siempre es un lugar agradable al que acudir.

Ese mobiliario, ahora abandonado, esas paredes, grises y sucias, vieron cómo el 29 de noviembre de 2013, hace ahora casi cuatro años, la televisión autonómica valenciana se fundía y hundía en el negro, del que no se sabe cuándo va a salir. La frase repetida hasta la exasperación por la directora general de los futuros medios de comunicación públicos valencianos cobra sentido a los cinco minutos de entrar al centro de producción. «Esto no es enchufar un cable y ya está», reitera a Levante-EMV Empar Marco. Muestra de ello es que ni siquiera los cables sirven ya.

La obsolescencia se mezcla con el polvo, la suciedad (la mayoría de las papeleras lucen rebosantes de botellas de plástico y demás basura) y el deterioro generalizado de las instalaciones. No solo se trata de bolas de pelusa acumulada por las esquinas. Las filtraciones y goteras son constantes en la mayor parte del edificio. De hecho, en la actualidad están haciendo obras en la torre principal para solventarlas. Los arbustos y matojos crecen libres en los accesos y zonas ajardinadas.

Lo único que se ha mantenido limpio durante estos cuatro años han sido las piscinas que decoran el interior de las instalaciones, situadas a ambos lados de la recepción, decorada con un ficus cuyas hojas secas nadie recoge del suelo. Un robot es el encargado de conservar limpia el agua.

Para devolver las emisiones a los televisores de la ciudadanía valenciana hacen falta dos elementos, según explica Marco: instalaciones en condiciones y plantilla. La segunda no puede entrar hasta que no se cuente con la infraestructura necesaria, y ponerla «a punt» está costando más de lo previsto.

Así, los siguientes trabajos que se van a acometer para que puedan entrar los 469 trabajadores son los relacionados con la fachada, las ventanas y las goteras, seguidos de la construcción de los estudios de radio y los de la redacción de informativos. La «fábrica» de noticias y el grueso de periodistas se concentrarán en esta primera planta. Marco reconoce que le hubiera gustado que comenzaran en agosto, pero la corporación y la sociedad están encontrando en la burocracia el principal lastre a su gestión. Faltan los permisos del Ayuntamiento de Burjassot para dar luz verde a estas obras, mientras se continúan redactando pliegos para licitar los contratos de los demás servicios tecnológicos necesarios.

Será entonces cuando los medios valencianos comiencen a parecerse a lo que la directora tiene en mente. Para la redacción integrada (donde trabajarán los profesionales para los tres medios: tele, radio y web), Marco tiene pensado renovar mesas y sillas, (serán rectangulares y la estancia, diáfana) así como la mayoría de los ordenadores. «Lo que se pueda reutilizar se usará», asegura. Aunque está difícil. En cuanto a cámaras, solo hay dos servibles, por ejemplo. La mayor parte del material «está para tirar», ni siquiera para revender.

En lo que antiguamente era postproducción se alzarán los cuatro estudios de radio: desaparecerán las actuales cabinas para dejar paso a las peceras y micrófonos al otro lado del pasillo que llevará a la redacción integrada. En el centro de ambas alas de la planta se situará un pequeño plató, explica la directora. Respecto al estudio 3, el de los informativos, le aguarda de momento un lavado de cara y la renovación del equipamiento. La icónica mesa que servía a los presentadores será reciclada también, pero se conservará.

La sala de control, la «zona cero»

Fue el epicentro de la tensión informativa durante la madrugada del 28 de noviembre de 2013. Marco recuerda junto al fotógrafo de esta casa cómo aquella noche ambos, junto al resto de profesionales que cubrían el cierre, agotaron las existencias de la máquina expendedora que hay al final del pasillo donde se encuentra la sala de control. Es el «cerebro» de la antigua Canal 9 que se apagó a las bravas, quitando la corriente eléctrica, después de que Paco «Telefunken» se negara a desconectar los cables.

La sala entera se reubicará, con el material renovado (no hay nada en HD), en una habitación contigua y ya despejada para tal fin. Las licitaciones están en marcha. La sociedad aguarda la llegada de los equipos, básicamente servidores que sostendrán todos los medios. De momento , entre la maraña de cables, hay una máquina que sigue respirando, la que sostiene la carta de ajuste.

El único lugar del edificio que alberga a día de hoy algo de vida, junto a la octava planta (donde está la dirección), es el archivo. Adscritos a Culturarts, los trabajadores se encuentran en un túnel del tiempo. Otro no-lugar. La visita les sorprende mientras digitalizan un «Amor a primera vista» de 1993.

La visita continúa por la segunda planta, reservada para la delegación territorial de Radio Televisión Española (RTVE), entidad que también se trasladará al centro de Burjassot, aunque se desconoce cuándo. El estado de la segunda planta es idéntico al de la primera. En el tercer y cuarto piso se ubicará al personal de administración y algunos despachos de la subdirección. En el quinto estará el equipo de sistemas, encargados de la informática de los medios, mientras que en la 6ª, 7ª y 8ª planta se colocarán los servicios de la corporación, como los servicios jurídicos o la propia presidencia que ostenta en estos momentos Enrique Soriano.

Para la planta baja se ha reservado la redacción de programas, dispuesta allí para que las productoras externas tengan más fácil acceso. A pocos metros está la ahora fantasmagórica cafetería, así como los almacenes, repletos hasta los topes de todo tipo de materiales (y algún roedor). Solo funciona una unidad móvil, aparcada en las proximidades. Nos despiden los escenarios y el atrezzo de los estudios donde, de momento, no se harán obras. Los 15 millones de inversión de este año no dan para más.

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