El brote de infección por legionela en la urbanización de Calicanto deja siete enfermos de neumonía por la bacteria (uno de ellos no pudo superar la enfermedad y falleció el día 1 de agosto) pero muchos más afectados por legionelosis.

No hay datos oficiales pero pueden ser más los vecinos de la zona que hayan desarrollado la forma menos peligrosa de la infección por legionela y que, de hecho, ni hayan requerido atención médica tras infectarse con la bacteria, que prolifera en el agua e infecta cuando se aspira agua contaminada pulverizada ya sea en torres de refrigeración, aspersores, fuentes ornamentales o la propia ducha de casa.

La legionelosis es una enfermedad bacteriana provocada por la legionela pero que tiene dos formas de desarrollarse: una, la más conocida y la más peligrosa, es la enfermedad del legionario o infección pulmonar que provoca una neumonía con fiebre alta y que es la que suele generar complicaciones entre los afectados y requiere tratamiento antibiótico y hospitalización. En este supuesto estarían los 7 afectados por el brote de Calicanto y otros que, sin estar relacionados con el agua contaminada de la red de Chiva, han tenido que ser hospitalizados este verano por legionela.

Sin embargo, la bacteria no siempre se expresa en el cuerpo de esta manera ya que también está detrás de la conocida como «Fiebre de Pontiac». Esta es otra forma de legionelosis, de pronóstico leve y que por sus características clínicas puede llegar a ser confundida con una gripe o un constipado. Este cuadro de legionela es el que, por ejemplo, desarrolló José López, vecino de Calicanto que empezó a encontrarse mal a principios de agosto (unos días después se encontró mejor por sí solo) y que, tras conocer la noticia del brote de legionela en Calicanto decidió preguntar por si la enfermedad que acababa de pasar había sido legionela. «Fui al médico el día 2 de agosto porque me encontraba mal y me dieron paracetamol. El día 8 volví a ir porque me seguía encontrando mal», explica este vecino que asegura que a los pocos días su situación mejoró. Sin embargo «mi hija a los pocos días me dijo lo que estaba pasando y decidí ir al hospital de Manises» por si acaso. Allí, tras relatar sus síntomas le hicieron una prueba de rastreo en orina que dio positivo por legionela confirmando que el cuadro de fiebre y tos que había superado había sido legionelosis no neumónica, es decir, Fiebre de Pontiac.

Fuentes de la Conselleria de Sanidad aseguraron que, al igual que este vecino, podría haber más casos que hayan curado espontáneamente y que no hayan necesitado tratamiento. Desde la administración aseguraron que no hay de qué preocuparse y que no es necesario hacerse nuevas pruebas.