¿Qué valoración hace de las políticas del cuatripartito en estos dos años?
Ni podemos decir que todo está bien ni todo está mal. Esa no va a ser la postura de Cs, porque ha habido cosas bien hechas y cosas que no. Estamos para hacer política útil y sumar. Me siento orgullosa de estar en esta institución que ahora está abierta a la sociedad civil, a colectivos y es la casa de los concejales y alcaldes. No me he sentido nunca como oposición, sino como un miembro que trabaja para que las cosas funcionen bien. Cuando hemos presentado posiciones sensatas aquí se han apoyado. Por ejemplo a nivel de transparencia, ahora tenemos un protocolo por el que se sabe lo que hace cada diputado. El tema de la conciliación familiar en las empresas que contraten con la administración, el control de los contratos menores, que era uno de los temas más dudosos de esta casa... Cuando se han presentado esas iniciativas por parte de Cs se han aprobado por unanimidad.
¿Qué sombras ve?
Por ejemplo, la tibieza en el caso de Recio. Ya hemos pedido el expediente, todavía no se nos ha dado. Creo que se queda incompleto en la decisión que se ha tomado. Nunca hubiera apoyado y pagado un concierto de Bisbal en detrimento de una asociación de daño cerebral. Tampoco se está cumpliendo en Divalterra
¿Qué pasa en Divalterra?
Hay enfrentamientos. Hay que dejar de incorporar a los amigos de mis amigos y elegir perfiles técnicos y profesionales para que lleven adelante la empresa. Ahí están luchando por cotas de poder. Compromís quiere la misma cota que PSPV. Ya está bien. Eso es política antigua. No se ha hecho nada, está todo paralizado. No pueden estar un año sin haber elegido la persona que tiene que controlar la prevención del delito. Todavía tenemos aquí a la UCO. Esto son cosas serias y no queremos que se vuelva a convertir en un nido de corrupción.
