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Intoxicaciones de altos grados

Cuidado con los alimentos en verano

Las intoxicaciones alimentarias se elevan en verano por la proliferación de microorganismos con el aumento de las temperaturas

Cuidado con los alimentos en verano

¿Quién no eligiría cambiar los cinco tenedores de un restaurante por una cena «de sobaquillo» en medio de una playa desierta? Y es que en verano solemos cambiar los bares y restaurantes por comidas al aire libre, donde el contacto directo con la naturaleza otorga grandes momentos de felicidad. Los tápers y los bocadillos acompañan a la mayoría de los valencianos a la hora de viajar, pero también a aquellos que no pueden permitirse salir de la ciudad y deciden recrear su propio camping en el mismo cauce del Río Túria.

Sin embargo, la nutricionista Elisa Escorihuela aconseja que debemos ser cautos. Muchas veces estos alimentos que llevamos a cuestas durante todo el día terminan dañándose y estropeando nuestro día, pero también nuestra salud.

Así, Escorihuela asegura que las intoxicaciones alimentarias aumentan en verano y es debido al calor de los meses estivales. «Los microorganismos patógenos proliferan debido a la temperatura y al final acaban infectando los alimentos hasta enfermarnos», añade.

La especialista en nutrición acude al rescate ante la alarmante subida de intoxicaciones en esta etapa del año regalándonos unos cuantos consejos que mejorarán la dieta estival.

Descongelar, un error popular

Las peores consecuencias provienen de un erróneo proceso de descongelación. Escorihuela explica cómo «mucha gente saca los tápers del congelador y los deja en la encimera hasta que se adaptan a la temperatura ambiente». El cambio de temperatura desde los grados bajo cero hasta los más de treinta de nuestra cocina puede provocar que los alimentos pierdan la cadena del frío. La rápida descongelación de los hielos que se habían creado alrededor del alimento pueden romper los cristales de estos hasta dejar un líquido que se convierte en el «perfecto hábitat para la proliferación de microorganismos». Por esta razón, la nutricionista aconseja sacar el alimento del congelador el día de antes para que se vaya descongelando en la nevera a lo largo de la noche.

La nutricionista nos insta a tener especial precaución con los alimentos congelados que lleven huevo, nata o salsas. «Si perdemos la cadena del frío con este tipo de alimentos vas a llegar a la playa con una ensalada de salmonelosis», asegura.

Especial atención a los huevos

«Hay que tirar los huevos que estén cascados y evitar las preparaciones en crudo», añade. Lo mejor con este tipo de alimentos es cocinarlos a temperaturas superiores a los 75 grados y evitar exponerlos durante un tiempo prolongado a temperaturas superiores a los 35 grados.

Los huevos, junto con la leche y la nata, son uno de los ingredientes más peligrosos en verano. Por esta razón, Escorihuela advierte de la necesidad de que estos alimentos estén siempre en la nevera, protegidos de las altas temperaturas. De esta manera, asegura, «tanto la leche, como el queso podrían ser ingeridos más allá de la fecha que indica el envase, pues estamos hablando de fechas de preferencia, no de caducidad. Si tratamos bien estos alimentos, pueden durar más de lo que creemos».

En la misma línea se muestra Arantxa Navarrete, especialista en nutrición: «Debemos dejarnos de falsos mitos. No porque un alimento huela mal significa que esté en malas condiciones. Y, al revés, no porque huela bien signfica que esté en buen estado».

¿Y los alimentos más naturales?

También es importante el mantenimiento de frutas y verduras. Aunque creamos que la solución es meter los alimentos en la nevera para que duren más tiempo, como en el caso de los lácteos, tenemos que seguir teniendo en cuenta el lavado y la desinfección de estos productos. «Este tipo de alimentos frescos se deben higienizar, si puede ser, con agua y un poco de lejía para evitar sorpresas», asegura Escorihuela.

Frío e higiene para la carne

En el caso del tratamiento de carne y pescado, es necesario que estos alimentos sean guardados en la parte inferior de la nevera, pues es la zona más fría donde los alimentos se pueden mantener en mejor estado. Además, contrario a la fruta y la verdura, no deben ser lavados antes de cocinarlos para evitar que posibles salpicaduras extiendan estos microorganismos a otras partes de la cocina.

Tal es la importancia, que la nutricionista hace hincapié en la necesidad de limpieza de los utensilios utilizados para la ma

nipulación de estos alimentos. De esta forma, si alguno de los ingredientes manipulados tuviese algún tipo de microorganismo, nos evitaríamos pasarlo a cualquier otro que tratemos después. Y ejemplifica: «Si utilizamos una tabla para tratar varias piezas de carne o pescado crudo, será necesario limpiar la tabla tantas veces como cambiemos de alimento».

Alerta con el bar elegido

En el caso de acabar eligiendo un restaurante para salir a comer, la nutricionista aconseja evitar tomar alimentos crudos. «Ahora mismo está muy de moda salir a cenar sushi, navajitas, ostras, carpaccio o incluso boquerones. Pero hay que saber en qué restaurante estamos pidiendo estos alimentos», afirma la nutricionista.

El caso del hielo en los restaurantes también es un tema peliagudo. Muchos de los cubitos de los restaurante no están hechos con agua mineral, por lo que el agua puede no ser potable y enfermarnos, asegura Navarrete.

Asimismo, Elisa Escorihuela alerta del especial cuidado que deben tener embarazadas, niños y niñas, o personas mayores, quienes son los más susceptibles a este tipo de patógenos. Y asegura como necesaria la total reiteración de lavarse las manos. «Es algo básico, pero normalmente la gente suele olvidarse de este pequeño pero importante detalle».

De esta forma, Navarrete asegura que, en muchas ocasiones, las intoxicaciones en restaurantes vienen dadas por la mala manipulación del propio consumidor, por lo que, advierte, «no debemos dejarnos llevar por culpabilizar al restaurante».

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