En España, cuatro de cada diez niños de entre seis y nueve años tiene sobrepeso, según el Estudio Aladino 2015 del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan). Sin embargo, la cifra se ha reducido un 3,2% respecto al año 2011, cuando el 26,2% sufría sobrepeso y el 18,3%, obesidad, pero sigue siendo una de las más altas de Europa. Según los expertos, seguir una dieta equilibrada y practicar actividad física es la mejor arma para tener niños saludables y evitarles futuras enfermedades, como la diabetes y cardiopatías.

El estudio también constata que los menores que comen en casa tienen más problemas de peso (el 47,6%) que los que lo hacen en la escuela (el 43%). «Actualmente ha mejorado mucho la oferta alimentaria en el entorno escolar», explica Alicia Aguilar, directora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC, sobre todo desde que la OMS y los gobiernos han empezado a velar por la nutrición escolar. En España, se ha elaborado un documento que constituye una herramienta de consulta para el personal que gestiona el servicio del comedor escolar (directores, consejos escolares, empresas de servicios de comidas, etc.) en los centros educativos. Con todo esto se persigue un doble propósito: promover el consumo de alimentos y bebidas considerados saludables por su riqueza nutricional y tratar de limitar el consumo excesivo de determinados nutrientes, para evitar que se superen las ingestas diarias recomendadas, que suelen ser entre 1.400 y 1.900 calorías en niños y 2.500 en adolescentes, explica Aguilar.

Menús variados y equilibrados, pero escasos de frutas y verduras

Varios estudios constatan que la mayoría de los comedores escolares cumplen con los mínimos referentes a legumbres, pescado y comidas precocinadas y con las recomendaciones de carne y productos cárnicos. Sin embargo -alertan los expertos-, algunos de ellos no cumplen con el mínimo en cuanto a frutas y verduras o no proporcionan la información de los menús a las familias de forma adecuada.

Según La alimentación saludable en la etapa escolar, la estructura tipo de la comida del mediodía es un primer plato de farináceos y/o legumbres y/o verduras, un segundo plato de alimento proteico (carne, pescado, huevos y legumbres) con una guarnición de verduras y/o farináceos y pan, y de postre fruta fresca del tiempo; para beber, agua y, para cocinar y aliñar, aceite de oliva. Un buen ejemplo son macarrones salteados con verduras y gratinados con queso, seguidos de un filete de lenguado con tomate al horno, y lonchas de naranja para terminar; todo ello acompañado de pan y agua.

A la hora de programar los menús escolares, los nutricionistas recomiendan:

1. Que comprendan un mínimo de cuatro semanas, adaptadas a la temporada correspondiente.

2. Que se incluya la fecha y que la información que se entrega a las familias sea comprensible.

3. Que la cantidad de las raciones se adapte a la edad y al hambre de los niños.

4. Que el agua esté siempre presente en todas las comidas y que sea de fácil acceso para los niños en toda la escuela.

5. Que se utilice siempre aceite de oliva, tanto para aliñar como para cocinar.

6. Que se utilice sal iodada y de manera moderada.

7. Que exista la opción de acompañar las comidas con pan.

8. Que se reduzca la presencia de alimentos precocinados.

9. Que se cuente con productos de temporada, puesto que tienen más nutrientes.

10. Que se incorporen productos de proximidad, porque son más sostenibles.

Para garantizar su éxito, el nutricionista y profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud Alex Vidal constata la importancia de que los menús escolares sean diseñados por nutricionistas y que, si la escuela no puede contar con un servicio propio de cocina, siempre puede contratar un servicio de catering supervisado por un profesional.

Adquirir buenos hábitos alimentarios desde pequeños

Para la profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Anna Bach, el proceso de adquisición de hábitos alimentarios está estrechamente ligado al desarrollo de la persona y de su salud. Y los niños se encuentran en una etapa idónea para aprenderlos, «mediante una educación alimentaria que implique necesariamente al entorno familiar y al escolar». El objetivo -añade- es promover una alimentación variada, equilibrada y saludable en la adquisición progresiva de hábitos vinculados al proceso alimentario que contribuyan a la prevención de trastornos como el sobrepeso y la obesidad, entre otros. «La alimentación mediterránea cumple con creces estos condicionantes», concluye la experta en nutrición.