«¿Te vas a presentar a las elecciones?». Esta era la pregunta que más se repetía ayer en los corrillos posteriores al acto de apertura del curso 2017-18 en la Universitat de València, que en la próxima primavera llamará a las urnas a su comunidad educativa para elegir al sucesor o sucesora del rector Esteban Morcillo tras agotar sus dos mandatos de cuatro años permitidos en la Ley Orgánica de Universidades (LOU).

Los más perseguidos, los cuatro catedráticos que más suenan en las quinielas para suceder a Morcillo. Solo uno de ellos, el catedrático de Astronomía Vicent Martínez (València, 1962), ya ha anunciado que dará batalla. Lo hizo en febrero en una entrevista a Levante-EMV, justo a un año de las elecciones. Martínez quiere volver a fraguar, según sus palabras, el «amplio movimiento por el cambio» que lideró hace tres años, cuando cosechó el 41 % del voto ponderado frente al 59 % de Morcillo. Nunca hasta entonces nadie se había atrevido a disputarle en la urnas a un rector de la UV su segundo mandato. «Estoy en condiciones de aglutinar ese grupo, sin duda mayoritario en este momento, que está por ilusionar a la gente en la UV», afirmaba en la citada entrevista. Ayer volvía a reiterar sus «ganas» por encabezar el cambio de rumbo de la Universitat.

Más reservados se mostraron el vicerrector de Cultura e Igualdad, Antonio Ariño (Allepuz, Teruel, 1953), y la vicerrectora de Ordenación Académica, Profesorado y Sostenibilidad, Mavi Mestre (Oliva, 1956), los dos únicos nombres del equipo de Morcillo que se pronuncian cuándo se pregunta por quién podría liderar la candidatura «oficial». Ninguno de los dos negó a este periódico que no vayan a presentarse, tampoco dijeron lo contrario. Ambos se limitaron a afirmar que aún es «demasiado pronto» para hablar. También coinciden en que si deciden dar el paso lo anunciarán a final de este mes.

Se trata de dos de los pilares del actual equipo de Gobierno de la UV. Ariño, catedrático de Sociología, es la cara visible de la importante oferta cultural de la Universitat. Mestre, catedrática de Psicología Básica, pertenece a la primera promoción de licenciados de la Facultat de Psicologia de la Universitat, de la que también fue su primera decana. Ante la pregunta de si ya va siendo hora de que por primera vez una universidad pública valenciana tenga al frente una rectora responde con un sonoro «sí».

Mestre ha llevado las riendas de la política de Personal Docente e Investigador (PDI) durante los complicados años de recortes y limitaciones por la tasa de reposición del 10 %, gestión de la que ha salido reforzada tras lograr pactar con los sindicatos las menguadas ofertas públicas de empleo.

La importancia de ser vicerrector

La cuestión de quién va a ser el candidato de «dentro» no es baladí, pues ningún aspirante que no haya surgido del equipo rectoral anterior ha ganado unas elecciones en la UV desde que Ramón Lapiedra dejó el cargo en 1994. Los tres rectores que se han sucedido en estos 23 años (Pedro Ruiz, Francisco Tomás y Morcillo) encabezaban las listas como vicerrectores salientes.

Sólo una vez en la historia de elecciones democráticas en la UV dos compañeros de equipo han competido por el rectorado, fue en 1994 cuando Ruiz sucedió a Lapiedra tras imponerse a Tomás en las urnas. Lo más normal ha sido que el aspirante del equipo de gobierno que logra más apoyos lidere la lista e integre al otro.

La cuarta candidata en liza podría ser la catedrática de Economía Financiera y Contabilidad, María Antonia García Benau (Valencia, 1957). Benau hizo historia en 2010 al ser la primera mujer en optar a rectora. Le aguantó el pulso hasta el final a Morcillo, que necesitó dos vueltas para acceder al primero de sus mandatos como rector. El entorno que la respaldó entonces le ánima ahora a que vuelva a presentarse. Su presencia ayer en la apertura de curso, donde no ha sido habitual verla desde que hace siete años perdió las elecciones por 14 puntos, no pasó inadvertida.

Esteban Morcillo (Oliva, 1951), catedrático de Farmacología, anuncia que cuando termine su mandato en febrero volverá a dar clases en la Facultat de Medicina y en el Hospital Clínico Universitario. «Tengo ganas de volver a dedicarme al 100 % a la docencia y a los proyectos de investigación, y de que vengan otros a dirigir la Universitat con nuevas ideas para hacer frente a los retos de futuro», concluye.