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Testimonios

"El huracán les ha dejado sin comida, ni luz y están bebiendo agua del mar"

Un joven de Aldaia sigue atrapado con una vecina de Sueca en la isla San Martín una semana después del paso de Irma

Saqueo de un supermercado en la isla de San Martín. LEVANTE-EMV

Tras el paso del huracán Irma, Miquel Serra Cubilles y Lluna Noguera Pastor continúan atrapados en la isla caribeña de San Martín desde hace más de una semana. Los jóvenes, de Aldaia y Sueca, denunciaron ayer la violenta y caótica situación que se vive en las calles de San Martín, una isla repartida entre dos territorios de soberanía holandesa y francesa.

Tras el aviso de la llegada del huracán, los jóvenes se resguardaron en un edificio con otros seis amigos de la zona. Sin embargo, lo que en un primer momento creyeron que sería un refugio para resguardarse del huracán, se ha convertido en una guarida una semana después de su paso.

«Mi hermano nos contaba cómo las calles se han convertido en una mezcla caótica de saqueos, violencia y destrozos tras el paso de Irma», afirma Héctor. «No tienen comida, agua, electricidad ni móviles. Están bebiendo del agua del mar», añade.

Según Miquel y Lluna, las calles de la isla caribeña son ahora el epicentro de la violencia. Cientos de personas con armas de fuego y navajas recorren las calles en busca de hogares que saquear tras la escasez de recursos que ha dejado la destrucción de Irma.

«Mi hermano y Lluna necesitan salir a la calle para buscar alimentos y bebidas con los que sobrevivir durante los días que continuen allí, pero tienen miedo de abandonar el edificio y que alguien entre para ocuparlo», asegura el hermano de Miquel. Por esta razón, los compañeros que se encuentran en el edificio han tenido que organizarse en turnos para salir a la calle.

Héctor recuerda cómo su hermano avisó con antelación de la posible falta de comunicación a la que se verían expuestos con la llegada del huracán. Sin embargo, tras 48 horas del paso Irma, Lluna consiguió salir del edificio para buscar un lugar con cobertura. De esta forma, consiguió llamar a su madre y contarle la «confusión» que vivían.Tras esa llamada, la familia sólo ha vuelto a ponerse en contacto con ellos el pasado lunes. «Además de la falta de agua y comida, tampoco tienen electricidad, por lo que no pueden cargar los móviles para ponerse en contacto con nosotros», asegura Paqui Cubilles, la madre de Miquel.

Para realizar esta segunda y última llamada, los valencianos tuvieron que acceder a un hospital donde, con un generador, pudieron producir la suficiente energía como para cargar por unos minutos el teléfono móvil.

Los valencianos aseguran que «no aguantarán mucho más en estas condiciones», por lo que solicitan un rescate «cuanto antes» a todo aquel que se encuentre, como ellos, atrapados en la isla.

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