«¿Y tú, cuándo vas a tener hijos? Mira que se te va a pasar el arroz...». La frase la tienen que aguantar más o menos estoicamente casi todas las mujeres alguna vez en su vida. Ser mujer, joven y no tener a los 30 más de un niño es algo que para generaciones anteriores no tiene cabida, de ahí que la frase se repita con asiduidad.

La presión social en torno a la maternidad sigue estando centrada, en nuestra sociedad, en las mujeres. Son ellas las que siguen recibiendo la eterna pregunta de ¿para cuándo los niños? ya que, directamente, se da por hecho que se querrán tener. Las mujeres que, conscientemente, deciden no tener descendencia son todavía una minoría que es mirada con recelo en ciertos sectores.

La pregunta esconde un salto en el concepto de vida que sobrepasa, quizá, el mero cambio generacional.

La situación actual de las mujeres, ya sea por los niveles de formación, de liberación sexual, de incorporación al mercado laboral o de dificultad para conseguir una estabilidad económica nada tienen que ver con los de tres o cuatro décadas atrás. Un avance en todos los sentidos que, sin embargo, se da de bruces contra la eterna esclavitud del reloj biológico.

El arroz se sigue pasando a la misma edad pero esos años no son los mismos para una joven de 2017 que lo fueron para su abuela.

Las estadísticas lo confirman: más «mamás añosas» Las estadísticas dan cuenta de este cambio: se es madre más tarde y la fecha se retrasa cada año más. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la mayoría de los bebés nacidos durante 2015 lo fueron de madres que habían

cumplido los 34 años aunque siguen creciendo en proporción las conocidas como «mamás añosas» aquellas que rondan o superan los 40 años.

Si a principios del siglo XXI nacieron 45 bebés valencianos de madres con más de 45 años, 14 años después, en 2014, los nacimientos se dispararon hasta los 219, quintuplicándose la cifra de 2000. Son también más las mujeres que deciden tener su primer bebé pasados los 40: la mitad de esas valencianas que en 2014 dieron a luz con 45 o más años lo hacían de su primer hijo.

El rápido avance de la ciencia reproductiva es el que ha hecho posible este cambio de paradigma aunque la imagen que están recibiendo las generaciones más jóvenes es que los tratamientos reproductivos «lo pueden todo» y nunca es tarde para intentar ser madre. Sin embargo,

los expertos insisten en que ésta es una imagen distorsionada ya que el «arroz» de nuestros ovarios empieza a pasarse demasiado pronto.

A diferencia del aparato reproductor masculino, las mujeres al llegar a su madurez sexual ya disponen de todos los gametos que van a tener durante su vida. Con la primera regla comienza una cuenta atrás que termina en la menopausia.

Sin embargo, la cantidad y la calidad de los óvulos empieza a disminuir considerablemente a partir de los 35 años y a partir de los 38 en picado de ahí que muchas mujeres que retrasan conscientemente su maternidad tengan serios problemas para concebir cuanto más cerca se está de los 40 años. Si, una vez tomada la decisión, los óvulos propios no son viables, la solución pasa por recibir uno de otra mujer aunque no son pocas las embarazadas que evitan hablar abiertamente, según los expertos, de que el óvulo usado para concebir no era propio.

Porque la donación de óvulos es otro de los grandes tabús de la reproducción asistida. Se recurre mucho a ella pero se habla poco.

Son muchas las mujeres que, llegado el momento, no tienen una reserva ovárica suficiente para afrontar un tratamiento de fertilidad y se ha de recurrir a esta práctica. De hecho, el 68 % de las fecundaciones in vitro que se hicieron en 2014 en toda España con donación de óvulos se practicaron en mujeres mayores de 40 años.

La preserva de óvulos: un modode parar la cuenta atrás

La ciencia sigue adelantando y ya se está trabajando en lograr, por ejemplo, rejuvenecer los óvulos con célula madre aunque todavía se están realizando ensayos clínicos. De esta forma, hoy por hoy y hasta que no se desarrolle esta técnica, la preserva de óvulos o vitrificación es uno de los mejores recursos que tienen las mujeres para garantizar unos óvulos de calidad propios de cara al embarazo se tenga la edad que se tenga. La única manera de congelar la cuenta atrás del reloj biológico. Cada año son más las mujeres que deciden pasar por el proceso de preserva de óvulos con el objetivo de poder decidir en qué momento quedarse embarazada sin la esclavitud de las bajadas progresivas de la reserva ovárica. Según cifras del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), pionero en ofrecer este tipo de servicios, en 2016 aumentaron en un 26.7 % las mujeres que recurrieron a esta técnica con respecto a 2015. El perfil sigue siendo el de mujeres sin pareja, quizá aquellas que están apostando por su carrera académica y laboral y están cansadas de que les sermoneen sobre el punto del arroz.

La dictadura del reloj biológico

Las mujeres retrasan cada día más la maternidad aunque la fecha de caducidad de los ovarios sigue siendo la misma El avance de los tratamientos de fertilidad manda un mensaje envenenado: el cuerpo no siempre responde