Cuarenta y cinco minutos bastan para reconstruir una relación rota. La frase es más bien de revista rosa. De novela sentimental, siendo generosos. Pero la política es también territorio de pasiones y rupturas. La diferencia es que las consecuencias no afectan solo a dos, sino a algunos más.

Cuarenta y cinco minutos estuvieron ayer cara a cara Ximo Puig y Pedro Sánchez en el despacho del primero. ¿Habrán aprendido a olvidar, como saben hacerlo las parejas duraderas? El tiempo lo dirá. Ayer era día de caras felices, la escenificación de una reconciliación a la fuerza, porque es lo que han querido los militantes. A ambos les hubiera gustado otra realidad, maniobraron para que así fuera, pero las bases dictaron un triunfo «apabullante» de Sánchez en las primarias para secretario general del PSOE y las mismas bases (su parte valenciana) confirmaron a Puig como líder del PSPV.

Hacía 16 meses que Sánchez no iba al Palau. Como entonces, ayer hubo apretones de mano, abrazos, buenas palabras (públicas) y un paseíllo ante las cámaras por las calles del centro de València. Entonces todo era apariencia en época preelectoral, como se vio enseguida con la guerra interna desatada que llevó al derrocamiento del secretario general.

¿Y ayer? ¿Qué ha cambiado? «Que ya no hay nada oculto entre ellos. Se ha visto lo que pensaban y lo que eran capaces de hacer», afirma un colaborador de Puig.

Ahora hablan telefónicamente cada pocos días, sus hombres de confianza se han sentado ya a la misma mesa para firmar simbólicamente la paz, incluso los dos líderes quedaron ayer en verse de nuevo en unos días en Madrid. «Buen rollo», en pocas palabras.

La coyuntura ayuda, además. En clave socialista, el conflicto catalán es un factor de unión entre Puig y Sánchez. Al margen de Miquel Iceta, el presidente valenciano es el mejor aliado del líder socialista en su estrategia territorial. Otros barones no comprenden tan bien la propuesta de una reforma de la Constitución con un nuevo encaje para Cataluña.

Sánchez pidió ayer colaboración a Puig en esa política, según fuentes consultadas. «Lo que pueda hacer». El canal queda abierto.

El proceso independentista de Cataluña es noticia en Europa y el secretario general del PSOE no lo esquivó en su discurso en la jornada de los socialistas europeos (el argumento de su visita relámpago, poco más de dos horas, a València). Insistió en el diálogo como solución, «sin exclusiones, porque no es momento de reproches ni de banderas, sino de sensatez».

«En España algunos dirigentes dicen defender la patria pero abandonan a sus compatriotas», los verdaderos «damnificados de la crisis territorial», ciudadanos «de a pie» que han de sobrellevar el abandono de la atención sanitaria y social por el conflicto soberanista.

Para Sánchez, el conflicto también es utilizado políticamente para ocultar la corrupción. «Algunos confunden patria con patrimonio», dijo.

El líder del PSOE no se fue de la ciudad sin expresar (ya lo hizo en el congreso del PSPV en Elx de finales de julio) su compromiso con la «agenda valenciana». Forma parte, dijo, de la «apuesta política e institucional» de su partido por el arco mediterráneo.

El compromiso incluye acabar el corredor mediterráneo, «corregir el déficit histórico de inversión [en la C. Valenciana], una demanda justa que el PSOE va a liderar», y la reforma del sistema de financiación autonómica, de forma que «garantice una financiación justa». Sánchez aseguró que ha ofrecido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, «empezar a negociar ya».

Es una oferta relevante para los intereses valencianos, porque el jefe del ejecutivo ha condicionado una reforma del modelo de financiación a un acuerdo con los socialistas, ya que el PP no tiene mayoría en el Congreso.

Es «determinante», dijo Puig más tarde, contar con el respaldo del máximo responsable del socialismo. «Es fundamental que el PSOE esté al lado de los valencianos, como nos gustaría que estuviera el Gobierno», afirmó.

Es política, con todo, así que no está de más una cierta dosis de escepticismo. Sánchez estuvo hace unos días en Badajoz y defendió tener en cuenta en el cálculo de la financiación los criterios de paro y envejecimiento, que no benefician a la C. Valenciana.

El PP no se cree nada

El PPCV hurgó ayer en esa llaga y lamentó que Sánchez se fuera ayer «por la puerta de atrás sin aclarar qué modelo va a defender el PSOE para nuestro territorio». Se refería Eva Ortiz a que el secretario general se fue presto sin atender preguntas ni responder así tampoco a si el territorio valenciano es nación o no, para él. Según dijo, solo consideraba esa condición para Cataluña, Euskadi y Galicia, «al menos».

Sánchez sí tuvo palabras de elogio público para el gobierno de Puig. Destacó ante los socialistas europeos el impulso a los derechos sociales del Govern del Botànic en unas circunstancias difíciles de infrafinanciación. «Tiene mucho más mérito». Fue la única interrupción por aplausos antes de irse entre fotos, autógrafos y saludos.