La detención este viernes de un joven marroquí en Vinaròs por su presunta vinculación con los atentados yihadistas de Cataluña ha dejado una imagen simbólica. La ´operación Parca´, comandada por la Guardia Civil, ha contado con la participación de agentes de los Mossos d´Esquadra, que han trabajado codo con codo con los de la Benemérita.

Su estrecha colaboración ha permitido el arresto del presunto terrorista, con fuertes vínculos con el imán de Ripoll, cerebro de la masacre de las Ramblas.

Tras los desencuentros entre los altos mandos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, por un lado, y de los Mossos, por otro, a raíz de las supuestas ocultaciones de información mutuas tras los atentados, la imagen de los dos cuerpos trabajando juntos en la lucha antiterrorista, de igual a igual y en sintonía, supone un respiro en la escalada de tensión.

Una escalada que se había visto agravada en los últimos días con los disturbios de los independentistas más radicales, quienes destrozaron coches patrulla y obligaron a los agentes de la Guardia Civil a salir escoltados por los Mossos.