Uno de los relatos más famosos de Herman Melville es Bartleby, el escribiente, la historia de un tipo singular que a cada petición de su jefe responde: «Preferiría no hacerlo». Diríase que Compromís se haya más que nunca en esa misma circunstancia ante la disyuntiva, como ya pasó en las cuentas de este año, de apoyar o no los presupuestos del Gobierno de Rajoy.

Entre emular el pragmatismo desarrollado en el pasado por nacionalistas vascos y catalanes y mantenerse en la ideología, a Compromís le tira esta segunda opción, que es la que ya ejerció en los presupuestos de 2017.

El PNV rascó en la última negociación de presupuestos un saco de millones a cuenta de una actualización del cupo vasco. Es la actitud que algunas voces (en especial, del PP valenciano, al que le interesa sumar apoyos al gobierno en minoría de Rajoy) le piden a los valencianistas para favorecer los intereses económicos locales. Incluso en Compromís, un sector de la coalición concluyó que se había perdido una oportunidad.

Ahora, los cuatro diputados de la coalición de Oltra podrían ser más determinantes que nunca, ya que el PNV parece dispuesto a romper con los populares ante el cariz de los hechos de Cataluña.

Sin embargo, la reticencia natural de Compromís se ve favorecida ahora por ese mismo conflicto. La formación valenciana, con una corriente declaradamente a favor del derecho a decidir (el Bloc ha firmado la Declaración de menorca) ha sido muy dura con las detenciones de altos cargos del Govern de Puigdemont. Emitió un comunicado oficial para disipar dudas y casi todos los dirigentes se pronunciaron. Se ha situado también con Podemos, ERC y otras formaciones nacionalistas en la crítica al Gobierno. Con este panorama, sentarse a negociar los presupuestos de 2018 con el ministro Cristóbal Montoro parece inviable.

Ya de entrada, Compromís marca distancias ante esta posibilidad. «Votamos no en la investidura de Rajoy, votamos a favor en la moción de censura, así que somos un partido marcadamente de oposición al PP», afirma un alto cargo de la coalición para ilustrar las dificultades de sentarse a hablar de cuentas con los ministros. Los presupuestos, añadía, no son cualquier cosa, son la ley fundamental que rige la gestión. Con todo, la formación deja una rendija abierta. Antes de un no definitivo, prefiere ver el proyecto de presupuestos, según el diputado Joan Baldoví.

Precisamente, en Compromís esperan que Baldoví y su grupo adquieran en los próximos días una posición central en el Congreso ya que el volantazo del PNV, que no quiere apoyar los presupuestos de 2018 podría permitir una mayoría alternativa, como ya ocurrió con la reprobación de varios ministros.

Compromís está dispuesto a jugar su baza para conformar una mayoría alternativa al PP que pueda sacar adelante unos presupuestos que no sean los del partido en el Gobierno, aunque son conscientes de que que después el Senado, donde los populares sí tienen mayoría absoluta, los tumbaría. Además, es un escenario, el de un PP que no pueda aprobar los presupuestos, que obligaría a Rajoy a adelantar las elecciones a 2018, un situación como ya empiezan a vislumbrar voces del PP.