La actualización, en su tercera fase, del Mapa Estratégico de Ruidos (MER) que ha realizado Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) dejó un balance de 64.200 personas y 29.300 viviendas expuestas al ruido del aeropuerto de Manises. Sin embargo, la zona donde el sonido afecta de manera directa a los vecinos de las localidades limítrofes es mucho más limitada.

Aunque son un total de siete términos municipales a los que alcanza el ruido procedente del aeródromo, la huella acústica solo afecta a Xirivella, Riba-roja, Quart, Manises, y Mislata. Esto quiere decir que AENA sólo tiene la obligación de aplicar el Plan de Aislamiento Acústico (PAA) a aquellos hogares que entren dentro de los límites sonoros, y por los que asume el coste de las reformas que insonorizan las casas.

El alcance de la huella acústica es una de las polémicas que genera crispación a los municipios. El más claro a la hora de pedir medidas ha sido Riba-roja, que exige un aumento de dicha huella porque el ruido afecta a vecinos de La Llobatera y el Pla de Tochar, según las quejas recibidas por el consistorio. Los motivos esgrimidos señalan al incumplimiento de la normativa de Aviación Civil y a la violación de las rutas autorizadas de los aviones.

Por su parte, Xirivella, el municipio más afectado, lidera al resto de poblaciones en la Comisión Mixta y ya tenía conocimientos sobre la nueva fase del MER. «Que se haya aumentado la huella es positivo, ahora más vecinos pueden pedir la reclamación para adecuar la insonorización de sus viviendas», cuenta el alcalde Ricard Barberà a Levante-EMV. «Es una lucha que va en línea con la reivindicación histórica del pueblo», añadió el primer edil. Ahora, la pelea del consistorio se centra en hacer entender que en verano, la insonorización de ventanas no es suficiente porque el calor obliga a abrirlas o a comprarse un aire acondicionado particularmente, lo que supone un coste adicional.

Una pequeña parte de Mislata

Un problema que también tiene Mislata, cuya única zona del término afectada es el barrio de la Avinguda de la Pau. El ayuntamiento ha acudido a las reuniones de la Comisión Mixta pero al ser una ubicación alejada del casco urbano no está a la orden del día, sin embargo no hay quejas porque las casas «o tienen las ventanas insonorizadas o están pendientes», asegura Antonio Guzmán, presidente de la asociación de vecinos afectada, aunque «solo las ponen en las habitaciones de descanso, cocina y baños no», agregó.

En Quart de Poblet, el ayuntamiento pide que «se facilite a las personas y colectivos afectados la posibilidad de acogerse a las ayudas de los planes de aislamiento», incluso se han lanzado campañas informativas sobre el tema. Asimismo, el ayuntamiento de Aldaia señala que la construcción de una segunda pista «aumentaría aún más las afecciones acústicas» e insta a la Generalitat a asumir «la ley en materia de ordenación territorial», mientras que Manises recuerda que no pasaría «si se hubiera trasladado en vez de ampliarlo en su momento, las molestias estarán siempre por mucho que AENA invierta en las casas», comunicó el alcalde Jesús Borràs.

Por último, València rechaza pedir cualquier reclamación porque según apunta Pilar Soriano, concejal de Calidad Ambiental no tienen «derecho a servidumbre acústica», puesto que la huella no llega a su término. Aún así, el MER indica que el alcance del ruido llega a su territorio pero no se pueden acoger el PAA. Esto provocó que el PP denunciara que Soriano no aceptara reunirse con los responsables de AENA.