Los populares de Isabel Bonig tienen asumido desde hace tiempo que la sobredosis de casos de corrupción en su etapa de gobierno perjudicó sus opciones electorales en 2015 y en buena medida fue responsable de su traumática salida de la Generalitat. Podría decirse, que el PPCV se ha mostrado comprensivo con el hecho de que una parte de su electorado le diera la espalda. «Habíamos perdido el alma», ha llegado a decir Isabel Bonig. Ahora bien, siempre ha considerado injusto lo que ocurrió en el ámbito municipal, tanto que ahora está dispuesta a dar un segunda oportunidad a muchos de quienes fracasaron en 2015. Y es que decenas de alcaldes y alcaldesas con mayorías muy consolidadas y victorias aplastantes cuatro años atrás perdieron la vara de mando. En la mayoría de los casos, el PP fue la primera fuerza más votada, pero la unión de la izquierda hizo añicos su poder municipal.
El batacazo electoral en los pueblos dejó desolada a la militancia de base y aquellos cargos locales que, por primera vez, pasaron a la bancada de la opoción. También, cómo no, a los alcaldables, que no entendían por qué las urnas les habían dado la espalda. La marca, arrastrada por el lodazal de la corrupción, jugó en su contra y la clave local y la política de cercanía no fue suficiente.
Este es el análisis que hace el PP y por eso, en el ánimo de la formación que lidera Bonig está facilitar que muchos de los cabezas de cartel de 2015 puedan volver a intentarlo. Esta es, al menos la intención de la dirección regional que ya está pensando en las candidaturas locales. Bonig procede del municipalismo. Fue alcaldesa de la Vall d'Uixó y forma parte de esta generación de dirigentes que considera clave los municipios para recuperar la Generalitat. La lideresa lleva tiempo recorriendo las diferentes poblaciones y tomando nota del grado de implicación de los cargos.
Terna de candidatos
La segunda oportunidad, lógicamente, no será para todo el mundo. En el mundo municipal la causística es muy amplia. Hay quien tras la debacle electoral dejó el acta (algunos salpicados por la corrupción) y otros que han encontrado acomodo en las Corts o en el Congreso y siguen en activo, pero están también quienes han permanecido en la oposición. El PP regional quiere estudiar las candidaturas con detenimiento y podrá especial hincapié en los municipios con mayor población, aquellos que son claves para arrastrar votos para otras instituciones. En estos lugares, la idea es diseñar una terna de candidaturas y, llegado el momento, ayudarse de sondeos para elegir a la persona más adecuada. El factor de la popularidad del candidato será importante.
Con todo, el PPCV tiene claro que, de entrada, no se despreciará a quienes perdieron el ayuntamiento hace cuatro años, ya que ven factible recuperar muchos de los ayuntamientos.
Por otro lado, el PPCV ha tomado nota de los mensajes de Génova de que el tiempo de los congresos ha terminado. En València sigue pendiente el congreso provincial, pero la dirección regional descarta que este se celebre en lo que queda de legislatura.
Consideran que el enfrentamiento interno en la provincia se ha rebajado y prefieren una gestora que mantenga la calma que unas primarias que enciendan de nuevo la mecha en la provincia. De hecho, el presidente de la gestora, Rubén Moreno (un cargo nombrado a dedo por el presidente Mariano Rajoy y Bonig) se ha incorporado con total normalidad a las reuniones de dirigentes territoriales. Es el enlace con Génova y ambas partes, están contentas. Desactivada la dirección que dirigía Vicente Betoret, Bonig tendrá más margen para la elaboración de las listas locales.
