Universidades, grandes polideportivos, centros comerciales, aeropuertos y estaciones de bus y tren de las grandes ciudades deberán contar obligatoriamente con un desfibrilador externo automático o semiautomático, como ya avanzó Levante-EMV el pasado mes de mayo. La Conselleria de Sanidad busca contar con este recurso en puntos de gran afluencia de personas para ayudar en los casos de fibrilación ventricular.

Este problema del corazón está detrás del 80 % de muertes súbitas de origen cardiaco y, según justifican desde la administración pública, requiere de atención «inmediata: por cada minuto que se retrasa su tratamiento adecuado se reduce en un 10 % la posibilidad de supervivencia».

Estos aparatos deberán estar presentes en los centros educativos que acojan mínimo 1.500 personas (universidades o grandes institutos); los complejos deportivos por los que pasen al menos 500 personas al día y establecimientos públicos con un aforo de un millar de personas, como grandes centros comerciales.

Además, todos los municipios de más de 50.000 habitantes deberán instalar desfibriladores en sus medios de transporte, como aeropuertos, puertos comerciales y en las estaciones o apeaderos de autobuses o trenes, además de en las estaciones de metro con una afluencia media diaria de 2.000 personas.

A diferencia de otras regiones, la norma valenciana sí prevé que personas sin experiencia puedan manipular el desfibrilador, siempre que estén en contacto directo y constante con el Centro de Coordinación