Unas horas después de que la vicepresidenta Mónica Oltra anunciase ayer que le habían concedido la Alta Distinción de la Generalitat en los Premios 9 D'Octubre, Joan Manuel Serrat se despertó en un hotel de Rosario, Argentina, con un resfriado tremendo. Por la noche tiene concierto así que se compromete «a portarse bien» para poder estar en condiciones de cantar. «Si no, cantará el público, que ellos se las saben muy bien», explica por teléfono a Levante-EMV. «Y el lunes estaré allí, en València. Llegaré sin dormir, pero estaré. Ya tengo prevista la paella y mis amigos ya están convocados. No diré el sitio donde iré a comer, porque tengo varios restaurantes preferidos y los hosteleros son muy celosos».

Para el cantante del Poble Sec, el reconocimiento que le ha otorgado la Generalitat le ha supuesto «una alegría». «Es una alegría muy grande que València, un país hermano, celebre mi trabajo y sienta mis canciones tan cercanas, tanto que diría que las encuentra como algo propio. Que lo valore así me conmueve y lo aprecio», subrayó Serrat. «Para mí València siempre ha sido muy afectuosa», añadió.

En la rueda de prensa posterior al pleno del Consell, Oltra justificó la concesión de la Alta Distinción al artista catalán por su «contribución a rescatar del olvido y difundir la obra de algunos poetas valencianos, especialmente Miguel Hernández, aquí en la Comunitat y en el resto España y del mundo». Efectivamente, en este 2017 en el que se conmemoran los 75 años de la muerte del poeta oriolano, también se cumplen 45 años de la publicación de «Miguel Hernández».

En aquel disco, Serrat rescató y puso música a varios poemas de Hernández, principalmente de «Cancionero y Romancero de Ausencias» (1958), obra que apareció publicada póstumamente y fue escrita en los últimos años de vida del poeta; y de «El rayo que no cesa». Es el disco que contiene canciones que ya son historia de la música popular en castellano como «Las nanas de la cebolla», «Elegía» o «Para la libertad».

«Llegué a Miguel Hernández por una editorial Argentina que se llamaba Losada -recordaba ayer el artista-. Era una colección de libros maravillosa, y entre ellos había uno de Miguel Hernández. Lo leí y me llamó la atención la musicalidad de su poesía. Hernández es un poeta al que puedes leer cantando».

Además de su calidad musical, aquel disco popularizó al final del franquismo la obra de un literato que no sólo murió en la cárcel por su ideas políticas, sino que quedó ocultó durante lustros por esas mismas ideas. «Fue un disco importante para la época en el que salió -reconocía ayer Serrat-, pero sin haberlo pretendido. La portada era en blanco y negro, con imágenes muy duras, con una foto suya en un mitin. Mi imagen también era de ese estilo, con barba, que nunca he vuelto a tener. Era todo muy beligerante».

Unos cuantos años después, en 2009, Serrat volvió a rescatar en «Hijos de la luz y de la sombra» varios poemas de Miguel Hernández, esta vez de los márgenes de las antologías. «Me quedé con ganas de hacer más canciones con su poesía -explicaba ayer-. Así que, más que revisar su poesía, volví a bañarme en su obra, porque esa es la manera más segura de disfrutarlo. Además pude hacer otro tipo de canciones, tiene varios hallazgos, poemas suyos que no son tan conocidos. Estoy muy contento de ese segundo disco y creo que no tiene nada que envidiar al primero».

«Me gustaría estar en Barcelona»

Entre ambos discos de Serrat-Hernández el tiempo ha pasado y el país, claro, ha cambiado mucho. «El tiempo representa un aprendizaje y un deterioro a la vez -reflexionaba ayer el cantautor-. Si va bien, el tiempo es acumulación. Si va mal, pérdida. Tengo muy buena relación con los tiempos diferentes en el que se hice los dos discos, como también lo tengo con el presente».

Y eso que, quizá sin desearlo, Serrat vuelve a ser protagonista del más estricto presente por su posicionamiento respecto al «procés». En su comparecencia de ayer, Oltra fue preguntada sobre si la distinción está relacionada con la postura del cantautor ante la situación en Cataluña y las críticas recibidas por los independentistas. « Reconocemos su defensa de valores, lucha democrática, defensa de las libertades durante el franquismo. Ya sería triste que alguien le otorgara un premio a Serrat por lo que ha pasado en las últimas semanas. Su obra y ética ya justifican la distinción», aseveró la portavoz del Consell.

«Uno no puede separarse de lo que lo hace y lo que dice -explicó ayer Serrat-. Pero soy el menos indicado para decir por qué la Generalitat me da el reconocimiento». Sobre los acontecimientos de Cataluña, el artista barcelonés señaló que «todo está pasando de forma vertiginosa, pero sobre todo está pasando con mucha emotividad. Hay una sobredosis de emociones que nos está afectando en la manera de hablar, pensar y actuar».

A Serrat, tanto el referéndum como su convocatoria le pillaron en plena gira por Sudamérica de «El Gusto es Nuestro 20», junto a Ana Belén, Miguel Ríos y Víctor Manuel. Allí también dijo aquello de que el referéndum «no era transparente» y «no puede representar a nadie». «Aunque el interés en muy grande, a Argentina llega lo que está pasando en España pero de forma muy distorsionada -explicaba ayer-. Me hubiera gustado que todo esto me pasase en casa, con mi mujer y con mis amigos, viviéndolo con ellos, mirándoles a la cara. Me gustaría mucho estar ahora en las calles de Barcelona viviendo todo lo que está pasando».