Era previsible. E inevitable. El desplazamiento de cientos de guardias civiles de la Comunitat Valenciana a Cataluña en las semanas previas al referéndum del 1-O marcó y hasta impregnó ayer la tradicional celebración del Día del Pilar, patrona del instituto armado, en el cuartel de Cantarranas, en València.

La austeridad -se desconvocó el vino español que suele cerrar los actos, no sólo en Cantarranas, sino en el resto de los cuarteles valencianos, en solidaridad con los que siguen en Cataluña- y la participación de los condecorados en el desfile final para paliar la ausencia de unidades completas de guardias -principalmente, los antidisturbios del GRS- fueron dos de los detalles que lo atestiguan.

Y, como es obvio, también los discursos del jefe accidental de la Guardia Civil en la Comunitat Valenciana, el coronel Amador Escalada, y del delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, que pivotaron en torno al conflicto político en Cataluña y al despliegue de agentes en ese territorio, y se tiñeron de un mensaje más patriótico que nunca.

Escalada tuvo palabras de aliento para ellos, a quienes envió su apoyo y su «orgullo», por "haber sido fieles al cumplimiento de su deber a pesar de las dificultados e incomprensión". Y agregó: "Desde aquí mi reconocimiento a los guardias civiles y policías nacionales desplegados en Cataluña en defensa del orden constitucional como pilar de nuestra patria". El coronel agradeció los «constantes vítores y aplausos" que recibió a su paso en la procesión cívica del 9 d´Octubre y que significaban "el respaldo de gran parte del pueblo valenciano» a esos agentes.

Aprovechó para agradecer a sus agentes el esfuerzo que ha permitido reducir en un 16 % los delitos en los últimos cuatro años. Y volvió a hacer mención de ese esfuerzo para agradecer el realizado tras "los terribles atentados en Cataluña", gracias al cual "todos pudimos, podemos y podremos seguir garantizando un alto porcentaje de seguridad en la Comunitat".

Medalla para Blas Gámez

El coronel, que empezó y terminó su alocución en valenciano, también tuvo palabras de ánimo para la viuda y los hijos de Blas Gámez, el subinspector del grupo de Homicidios de la Policía Nacional brutalmente asesinado hace justo un mes por un asesino en Russafa. Fueron ellos los encargados de recoger la medalla al Mérito de la Guardia Civil que le ha sido concedida a título póstumo.

El delegado del Gobierno, por su parte, dedicó buena parte de su discurso a reiterar la postura expresada el día anterior por Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados y a asentar la idea matriz de que "sin ley ni orden no hay democracia y sin democracia, los españoles decidimos ya hace más de 40 años que no queremos vivir".

Envió palabras de apoyo a los desplazados en Cataluña y finalizó "recordando que es deber de todos reconstruir la situación política a la que algunos nos han abocado. Hoy es un día para apelar a la unidad, la paz y la concordia, señas de la Guardia Civil para luchar contra la intransigencia".

Mientras se desarrollaba el acto, alrededor de 80 personas con banderas españolas con la rúbrica de España 2000, custodiados por la Policía Nacional, se concentraron ante la puerta lanzando gritos de "no estáis solos"y "Viva la Guardia Civil", intentando aparentar que formaban parte de la celebración. Sólo fueron desplazados cuando iba a comenzar el desfile en la calle.