Las agresiones verbales no se circunscribieron solo a la marcha de la tarde. Durante la mañana, en la procesión cívica encabezada por la Senyera, varias políticas recibieron también insultos, entre ellas la propia vicepresidenta de la Generalitat. Las mujeres de Compromís y Podemos se llevaron la peor parte.

"Desde fea, hasta gorda o puta, es lo mínimo que te dicen", explica Marta Sorlí, diputada de la coalición valencianista en el Congreso. En su caso, los insultos no se ciñen solo a actos presenciales. "Una vez por Twitter me llamaron puta sifilítica. Que dices, ¿tendrán acceso a mi historial médico y yo no lo sé?", ironiza la joven parlamentaria. En aquella ocasión, el nivel de violencia fue tal que estuvo cuatro días sin aparecer por las redes sociales. "Fue horrible, estuve un fin de semana llorando en casa", lamenta.

"Los insultos machistas son nuestro pan de cada día. Como política puedo admitir la crítica, incluso estamos acostumbrados a los insultos en Twitter, pero no una agresión machista, aunque sea verbal", sentencia la diputada, quien en más de una ocasión se ha planteado una denuncia.