«El cuerpo está diseñado para vivir 50 años, todo lo demás se lo hemos robado gracias a la ciencia y la edad fértil de las mujeres está en consonancia, empieza y termina pronto. El problema es que la evolución biológica no se ha enterado de la evolución social». La reflexión la hace la doctora Amparo Ruiz, directora de IVI Valencia, ante el problema que representa el paulatino retraso en ser madre. La mayoría de niños nacidos en la Comunitat Valenciana durante 2015 lo fueron de madres con 34 años cumplidos y siguen creciendo el volumen de mujeres que retrasan su primer embarazo hasta cumplidos los 40. La incorporación al mercado laboral, los problemas de los jóvenes en el acceso a la vivienda o para conseguir estabilidad económica condicionan a día de hoy tomar una decisión que, sin embargo, tiene fecha límite para las mujeres.

«La fertilidad es un problema que las mujeres no saben que tienen», asegura la doctora Ruiz que no se cansa de lanzar el mensaje sobre la fecha de caducidad de los óvulos femeninos ante los problemas con los que se lidia a diario en las clínicas de reproducción asistida. «El modelo de familia ha cambiado mucho, se pospone el tener los hijos y yo entiendo que ahora las chicas de 30 años se consideren muy jóvenes para ser madres», asegura pero, todo esto, no tiene un reflejo directo en la biología humana.

«Cuando llegan los 35 años, empieza el declive de nuestros óvulos»

Las técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial o la Fecundación in Vitro (FIV) han dado una respuesta cuando se presentan problemas en la concepción pero no existe la solución al fin de la fertilidad femenina.

«Las mujeres nacemos con todos los óvulos que debemos de tener. Cada mes que ovulamos, el ovario pone a madurar varios para asegurarse de que, al menos uno, madure y sea de la mejor calidad. Todos los meses se buscan los mejores y se va vaciando el cajón. El problema es que cuando llegan los 35 años, empieza el declive y en el cajón ya solo queda lo peor», ejemplifica la doctora.

Esta falta de cantidad y calidad de los óvulos es la que va a determinar que una mujer pueda concebir sin problemas y de un embrión sano por lo que si no se adelanta la decisión «o no se puede adelantar», puntualiza Ruiz, la solución pasa por preservar esos óvulos para parar el tiempo y tener a disposición material genético de calidad aunque la decisión se postergue.

«No hay que crear un sentimiento de culpabilidad porque forma parte todo de un cambio social pero, si no podemos evitarlo, hay que actuar. No se da más el paso de preservar óvulos porque las mujeres no se dan cuenta de que tienen un problema con la fertilidad, es un problema que no saben que tienen».

IVI Valencia ha revisado el estado reproductivo de 850 mujeres de forma gratuita

Con este ánimo de, al menos, ser conscientes de que se pierde cantidad y calidad de óvulos «de forma exponencial» a partir de los 35 años, el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ha puesto en marcha este año una campaña para revisar de forma gratuita el estado reproductivo de las mujeres gracias a un análisis de sangre. Desde febrero, más de 850 mujeres han acudido al centro de IVI Valencia a hacerse esta prueba que se centra en conocer el valor de la hormona antimülleriana (AMH). Su resultado predice con fiabilidad el número de óvulos útiles que tiene la mujer en sus ovarios.

«Es una llamada de atención para saber cómo está nuestro cuerpo y que nos ayude a planificar el futuro, adelantar la maternidad o bien apostar por preservar. De hecho, sería ideal que incluso en las revisiones ginecológicas de la sanidad pública se incluyera esta prueba a partir de los 35 años porque sería una forma de concienciar», asegura Amparo Ruiz.

Los resultados de este análisis dan pistas sobre cómo han evolucionado nuestros ovarios y qué se puede esperar de cara a concebir en un futuro. «Es un buen primer paso para saber cómo estamos y si es buen momento para pensar en la preserva», añade Ruiz. El proceso, que se lleva haciendo en IVI desde hace 10 años, asegura la vitrificación de óvulos a -196 grados centígrados con unas tasas altas de supervivencia. Tomando la decisión a tiempo «si retraso varios años la maternidad me aseguro una buena calidad genética» y tener óvulos propios de cara a un futuro embarazo aún cuando el cajón haya quedado ya vacío.

El proceso para obtenerlos pasa por realizar una estimulación ovárica «para que todos los seleccionados por el ovario ese mes maduren». Tras varios controles en un proceso que dura unos 12 días, la mujer se somete a una sedación general y a una punción para aspirarlos «que dura 20 minutos». Es un avance «tan revolucionario» como lo fue «en su día la píldora», concluye la directora.